Todas las alarmas saltaron a las 12.30 del pasado viernes. Un nuevo incendio se iniciaba en la sierra de Mijas. El primer foco en el paraje El Higuerón, pero las llamas avanzaban a gran velocidad, a
50 metros por minuto, y pronto llegaron a Alhaurín de la Torre.
Los primeros vecinos desalojados fueron los de Jarapalos, Lauro Golf y Villa Llanos de la Plata, dentro de Alhaurín de la Torre. Fueron momentos “muy duros”, recuerda María del Carmen Molina, concejala de este municipio malagueño. Mientras habla, la edil se emociona al revivir lo ocurrido, porque algunos “t
enían que salir de sus casas haciendo la maleta y cogiendo las escrituras”.
La “preocupación” se apoderó del vecindario, “el fuego venía para acá y los pinos están pegados a los chalets”, describe Jesús. Su casa está unas calles más abajo,
pero vio como desalojaron la calle de arriba entera por seguridad”. En su caso, pasaron la noche durmiendo con un ojo abierto, con “miedo, porque las
llamas eran muy altas y dijeron que estuviéramos preparados”.
Una vez más, la orografía y el viento han sido los mayores enemigos. En cierto momento, el aire traicionó y cambio de dirección, avanzado en esta ocasión hacía Alhaurín El Grande. Allí,
hubo nuevos desalojos y a algunos
vecinos les pilló de sorpresa. Por ejemplo, Carmen salió de trabajar de noche y a la mañana siguiente se despertó “a la una y media del mediodía por el
ruido de los helicópteros”. Al asomarse por la ventana vio el “
cielo nublado por la ceniza” y llamó a su hermano, “para que nos recogiera, y
salí corriendo con mis hijos”. “No me lo pensé, ya habían cortado las carreteras y el fuego se quedó muy cerca del instituto de mis hijos”, asegura esta madre.
La situación también fue de mucha “incertidumbre” en la
residencia de mayores de Moncasol. Al conocer la noticia de la llega de las llamas a Alhaurín de la Torre, el “nerviosismo” se apoderó del personal del centro, por miedo “a que el fuego bajase y por el humo”, explica la gerente Francisca Moncayo.
La
primera noche, la del viernes, la pasaron en vela. Todo el personal despierto hasta las cinco de la mañana y preparados para evacuar a los 34 residentes que dormían en sus camas, si hubiese hecho falta. “
Estuvimos en la puerta esperando con un coche y sin levantar sospecha para que los mayores no se pusieran nerviosos”, cuenta Moncayo, mientras se muestra agradecida, ya que todo se quedó en un susto y
el desalojo no fue necesario. Eso sí, pasaron un par de noches y días complicados, pero “ese mal rato ya ha pasado y ellos casi no se han enterado”
Tras este fin de semana de pesadilla, vuelta a la normalidad en las nueve urbanizaciones afectadas. “
El incendio ha sido el tema del fin de semana y del día”, dice Ana, propietaria del Quiosco Pino: “Que qué tal estábamos, si el humo había llegado, cómo habían sido las noches”.
El ambiente que se respira en la calle es el de
un lunes como cualquier otro. Del incendio solo quedan los
carteles de evacuación, algún
camión de bomberos haciendo el cambio de turno y la
triste estampa de fondo con la sierra calcina. Aunque con el miedo en el cuerpo todavía, reconoce Carmen: “Volví a casa el domingo al mediodía y mi padre me ha estado llamando toda la noche preocupado”.
Para acoger a las familias desalojadas, en Alhaurín El Grande se habilitó el Pabellón Municipal y en Alhaurín de la Torre el Polideportivo de El Limón. En este último recinto llegó “un grupo de chicos y otro de chicas”. Los
jóvenes había viajado al pueblo para pasar un fin de semana en una de las casas rurales de la zona y al llegar “se encontraron que
no tenía donde quedarse y pasaron la noche en el polideportivo”, ha ejemplarizado la concejala.
El incendio ha afectado a
un perímetro de 2.070 hectáreas. Sobre el origen del fuego, la consejera de Desarrollo Sostenible de la Junta, Carmen Crespo, ha señalado que la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF), dependiente del Plan Infoca, trabaja para determinar si ha sido fruto de
una negligencia o intencionado, porque “todos los indicios apuntan a que
no es una causa natural”.