Málaga se vistió de verde para festejar, tras once años sin conquistas, al flamante campeón de la Eurocopa de baloncesto: el Unicaja. Y desde el mismo instante que los jugadores y cuerpo técnico aterrizaron en la capital, ya había aficionados, cerca de mil, esperando en el aeropuerto para recibirlos.
El entrenador cajista, Joan Plaza, lo subrayó en rueda de prensa, y ahora la afición lo respalda: “Málaga se merecía una final, y ganarla”.
La marea verde se trasladó este jueves al Pabellón de los Guindos, la salida del viaje festivo de los jugadores para ofrecer el título a la ciudad.
En los Guindos estuvieron acompañados por los jugadores cajistas de las categorías inferiores, que pudieron hacerse fotos con la copa y con los componentes del equipo.
Los más pequeños, agazapados en la puerta de acceso al pabellón, no dejaban de cantar y gritar los nombres de todos los jugadores que pasaban por delante. El más aclamado, el malagueño y más destacado de la final, Alberto Díaz. Evidente era la emoción de muchos de los jugadores como Carlos Suárez y Dani Díez, pero Plaza llevaba una eterna sonrisa tatuada y disfrutaba parándose para fotografiarse y firmar autógrafos con los más pequeños.
La fiesta continuó sobre el autobús descapotable que se dio un baño de multitudes por las calles malagueñas. Primero, en La Plaza de la Marina, en la sede de Unicaja banco y, más tarde, en el propio consistorio, donde a las puertas se agrupaba más aficionados para sumarse a la fiesta.
Nedovic y Omic, con los bomberos
El escolta serbio Nemanja Nedovic y el pívot esloveno Alen Omic se han solidarizado con el conflicto que mantiene el cuerpo de Bomberos de Málaga con el Ayuntamiento de Málaga, al vestir los chalecos reflectantes con los que este colectivo simboliza su lucha.
