¡Ay, la lluvia!¡La lluvia! Tan necesaria durante 51 semanas al año y tan temida y maldecida durante siete días de Pasión. Ya el Sábado de Pasión,las nueves dieron un importante aviso de que, y tal y como se venía previendo por los expertos el Domingo de Ramos malagueño sería muy inestable y así fue. El día empezó gris, demasiado gris, y horas antes de que la cruz guía de Pollinica tuviera que ponerse en la calle, momento que estaba previsto para las diez menos cuarto, ya empezaban las reuniones no sólo a nivel interno sino también de forma global con todas las corporaciones del día. A las diez y cuarto hubo una nueva reunión y Pollinica anunció que saldrá a las 11 mientras que Lágrimas y Favores saldría a las 12 del mediodía. Todas las demás retrasarían en bloque para que el día, aunque terminara más tarde siguiera su curso normal. Dispuesto todo el tablero de juego, comenzaba, ahora sí el Domingo de Ramos.
El preciso frontal de procesión de Pollinica avanzaba en busca de la calle Carretería cuando un chubasco les sorprendió y ¡ojo! Aquí empieza un listado de vicisitudes dadas las cuales la penitencia de la hermandad de San Agustín fue aún mayor. Esas gotas con mucha intensidad hacían presagiar lo peor pero lejos de montar un show la hermandad mantuvo la compostura ganaba metros a tambor para no tentar a la suerte e incluso llegados a la tribuna de los pobres no se volvieron los tronos, se mecieron para rendir pleitesía a este mítico rincón cofrade. La mañana siguió con cierta normalidad, hasta que con la Humildad, ya en la calle la Victoria volvió a aparecer otro chaparrón.
Estando Pollinica en el recorrido oficial el hundimiento de una arqueta hizo que el cortejo se quedara parado media hora hasta que se pudo arreglar con una pequeña obra, pero a este rosario de infortunios se le sumaba otro más, y es que dado el retraso establecido, Pollinica había decido volver por calle Alcazabilla para no estorbar ni a Salutación ni a la citada Humildad y estoy provocó que el trono del Virgen de la Merced le hiciera pararse en la plaza María Guerrero; Dulce Nombre bajando por dos Ceras hizo que ralentizaran el paso buscando Madre de Dios no sin olvidar que la agrupación Santa Cruz de Huelva dejó al Señor y tuvo que ir tras el trono la banda de cornetas y tambores de Santa María de la Victoria, que había en cabeza de procesión, hasta su encierro que tampoco estuvo exento de polémica ya que la cruz guía tuvo que esperar, con todo el cortejo Señor incluid, encajonado en la calle Guerrero, a que se produjera la salida de Salutación de san Felpe Neri.
Ayuntamiento de Málaga
Mientras tanto, a Dios gracias, la lluvia ya había desaparecido dando paso a un día esplendoroso aunque con brisa fresca y alguna racha que deslucía bastante las candelerías de las vírgenes y los cirios. En términos más cofrades, el Señor a su entrada en Jerusalén lució como estreno el dorado del frontal del trono que le da más categoría aun a la pieza, al igual que el frontal de orfebrería que vio la luz por primera vez en el trono de la Virgen de Patrocinio. Como nota muy negativa en cuanto a estética, era preocupante la ingente desbandada de nazarenos cuando aún restaban horas para que se produzca el encierro y en esto Lágrimas y Favores está ala cabeza en la jornada. Se echa en falta en un cortejo tan cuidado y en torno a una imagen tan mimada que se solucione este lunar. El cambio de hora dotó de una luz natural y de gran belleza a la estación de penitencia del Dulce Nombre en un recorrido que destacó por el buen acople del Señor de la Soledad con los compases de la Agrupación musical de la Oliva de Vejer de la Frontera que debutaba en Málaga.
Por su parte, la madurez que muestra Humildad y Paciencia es pasmosa, como si llevara toda la vida agrupada. Su control de horarios su conciencia en los esfuerzos para llegar de noche de nuevo al barrio consiguiendo que los tronos se resientan lo menos posibles es un ejercicio digno a imitar. Era la ocasión de ver también a la virgen de Dolores y Esperanza por primera vez bajo palio tras la restauración llevada cabo por Israel Cornejo. Un cortejo de capirotes blancos luminosos bajando por la calle Parras era un síntoma de que salutación había cumplido su objetivo de engrosar sus filas nazarenas. Se vieron apurados, pidieron ayuda y consiguieron no dejar ninguna túnica de penitente colgada en la casa hermandad. Para ellos el mejor entonces era el humano pero cabe destacar la bandera concepcionista que estrenaron bordada en oro sobre terciopelo celeste, obra de Antonio Moreno así como el citado frontal. De la Trinidad y El Perchel norte llegaban la salud y el huerto que con los cambios horarios de los últimos años han ido dejando de ser las primeras de la tarde.
Cerraba la noche la grandiosidad de la cofradía del Prendimiento cuyas grandes novedades llegaban de la mano de la Virgen del Gran Perdón ya que su palio lucía nuevas morilleras y el acompañamiento musical este año venía de la banda de música de la Soledad de Mena. También la hermandad capuchinera, suprimió su paso por la calle do ceras para buscar Carrión a través de la calle Frailes.El Santísinto que dejó más que fervor.