Donde las administraciones “no pueden o no quieren” llegar para atender y dar respuesta a las demandas de personas o colectivos con algún tipo de necesidad o en situación de vulnerabilidad, llega la mano del vecino o la solidaridad ciudadana que, desde diversos grupos, intervienen altruistamente para mejorar una realidad social demasiadas veces injusta.
Así, a ese “vacío social” en el que germinan la exclusión, la privación o la falta de derechos y oportunidades para una mejor calidad de vida de muchas personas, se enfrentan día a día los voluntarios desde asociaciones que abarcan cualquier tipo de acción solidaria y en cualquier ámbito “vital”, pues no hay que olvidar la importancia del voluntariado en el medio ambiente, enfocado al cuidado del planeta, animales y plantas. “En Málaga donde más manos hacen falta es en temas de enfermedad mental, inmigración y personas afectadas de VIH y otras dolencias graves”, destaca Juan Luis Peña, presidente de la Plataforma del Voluntariado de Málaga.
Asimismo, recuerda que durante los años más difíciles de la crisis, “las calles no llegaron a arder gracias a las asociaciones de voluntarios, que trabajaron para dar respuesta a las necesidades más básicas de gran número de personas, desde alimento o abrigo hasta compañía, asesoramiento..., que parecen menos importantes pero no lo son”, asegura Peña, quien añade que la “exclusión lleva a más exclusión”. “Una persona con un problema mental o de adicción, por ejemplo, no puede trabajar, por lo que no puede pagar una casa, ni ropa ni comida, así que si no se atiende su primera necesidad, esta abrirá la puerta a nuevas necesidades y esa persona estará cada día más excluida”, explica.
Por ello, la coordinación entre las diferentes entidades fue uno de los motivos que originó hace ya 26 años la creación de la Plataforma de Voluntariado de Málaga, que aglutina las 220 asociaciones de la provincia, más de 80 sólo en la capital, y en las que realizan su labor cerca de 35.000 voluntarios, “más o menos 18.000 en la capital malagueña, aunque es difícil decir el número exacto, pues a veces van y vienen. Sobre todo los más jóvenes, pues no más del 20 por ciento de ellos han participado colaborando en actividades sociales de forma puntual y de ellos sólo se mantienen desde un 30 a un 40 por ciento”, señala Peña, no sin destacar que “en Málaga somos muy solidarios, hay mucha conciencia ciudadana y cada vez más personas se suman a esta gran familia del voluntariado”.
Otra de las razones de ser de la Plataforma, si no la principal, surge de la necesidad de las propias asociaciones de unirse para organizarse y gestionar sus problemas de financiación, visibilización o representación frente a las administraciones públicas. “La Plataforma es la base donde se apoyan todas las asociaciones, sobre todo las más pequeñas que no disponen de medios. Además, hay que recordar que en estos momentos no había una Ley Nacional ni una Ley Andaluza que regulase el trabajo de los voluntarios, que tiene sus derechos y también sus deberes, por lo que hay que marcar unas pautas”, explica el veterano presidente de esta entidad, recordando que la aprobación de esta ley es un logro de las plataformas de voluntarios, “pero no es suficiente si no hay compromiso de financiación por parte de las administraciones. Sin dinero, no se puede hacer todo lo necesario”, lamenta.
Pues aunque el voluntariado es altruista y los voluntarios no cobran, las asociaciones si tienen “gastos como salarios de profesionales, luz, transporte o teléfono, entre otros, que hay que cubrir para poder llevar a cabo los programas de las entidades”. “Yo mismo llevo 20 años de voluntario. Dedico todo mi tiempo y, aunque llega a ser agotador a veces, vale la pena. En mi caso, comencé en el voluntariado como un modo de devolver lo que una asociación hizo por mí en un momento complicado de mi vida. Tenía una gran deuda con ellos y nunca pagar una deuda fue tan satisfactorio”, recuerda Juan Luis Peña. “Todo el mundo puede ser voluntario, dar en la medida de sus posibilidades. Y recibirá más de lo que dé, de eso no hay duda”.
Aprobada la Ley Andaluza del Voluntariado
La Ley de Voluntariado de Andalucía, aprobada en abril de 2018, beneficiará a 30.000 voluntarios en la provincia de Málaga que realizan su labor en 355 entidades y tiene como objetivo transformar el sector y conseguir una sociedad más justa, más igualitaria, más solidaria e incentivar la participación social.
Destaca en la nueva ley es la regulación de derechos y deberes tanto de las personas voluntarias como de las destinatarias, y estas últimas se les reconoce el poder de decisión sobre las acciones que desean recibir. También la Ley, que se enfoca de manera especial a las personas mayores, discapacitadas, en situación de dependencia o colectivos con necesidades especiales, atiende a nuevas formas de voluntariado en plataformas digitales o no presenciales para incidir en la población con riesgo de exclusión digital e introduce nuevos agentes sociales como son las empresas, las universidades públicas e instituciones educativas enfocadas principalmente a la infancia, para atraer a los niños y niñas a las actividades de voluntariado.
Así, la ley incorpora a los menores a partir de los 12 años para que puedan ser voluntarios siempre que no se entorpezca su formación escolar y acredita competencias a voluntarios y voluntarias.