Francisco Luis Carrasco, pediatra del centro de salud de San Andrés-El Torcal de Málaga, ha cumplido este domingo, bien temprano, con su dosis de kilómetros que todo corredor popular sabe que le reconforta y que le aporta el equilibrio necesario para hacer balance de la semana que acaba y encarar la que empieza con la mente y el cuerpo sanos. Pero esta tirada dominical no ha sido una cualquiera para este pediatra de 59 años.
El viernes vivió un suceso que nadie olvida si asiste a él como protagonista: "Iba, temprano, a mi trabajo, y lo hacía circunstancialmente en autobús ya que lo suelo hacer en coche, y en una de las paradas, al arrancar el vehículo, noté un impacto, y luego vinieron varios más. 'Boom, boom, boom', solo oía eso. Me di cuenta, en medio de la confusión, de que el autobús estaba arrollando coches. Uno, otro, y luego otro y otro más. En ese momento, la gente empezó a chillar, a gritar, y yo intenté calmarla como pude".
Eran las ocho y cuarto de la mañana en la calle Héroe de Sostoa, por donde circulaba un autobús de la línea 1 de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) de Málaga. El conductor, de 49 años, había sufrido una parada cardiorrespiratoria mientras estaba al volante y el vehículo iba a la deriva: recorrió sin nadie a los mandos más de treinta metros y se llevó por delante a doce turismos. El pánico se apoderó de los trece viajeros, entre ellos tres menores de edad, y de los ciudadanos que a esas horas se dirigían a sus puestos de trabajo y contemplaban la escena en la calle.
La casualidad quiso que entre los ocupantes del autobús estuvieran dos sanitarios del Servicio Andaluz de Salud (SAS), Francisco Luis Carrasco y Clara Sanchez, una médica de Familia de 30 años natural de Zamora y que también se encaminaba a su centro de salud, el de Huelin. Entre los dos le salvaron la vida al chófer de la EMT, al que antes de que llegaran al lugar los efectivos de emergencia le practicaron una maniobra de recuperación cardiorrespiratoria que le sacó de la muerte. Literalmente.
Lo recuerda Francisco Luis: "Una vez que tranquilicé a los pasajeros me fui hacia el conductor y vi que estaba totalmente inerte. Intenté ver lo que pasaba: al principio pensé que se trataba de una crisis epiléptica, pero pronto comprobé que el hombre estaba totalmente rígido. Mi obsesión y la de otros pasajeros era quitarle el pie del acelerador para que el autobús se parara y, al tiempo, sacarlo del cubículo en el que estaba para poder asistirlo. Pero no sabíamos cómo parar el autobús, había muchos botones. No sé cómo lo conseguimos, pero con la ayuda de los viajeros lo logramos".
Clara se unió enseguida a su compañero pediatra. "Entre los dos hicimos la maniobra cardiorrespiratoria cuando logramos ponerlo en el pasillo, en una superficie rígida: ella y yo nos fuimos relevando hasta que se presentó el 061 y ya nos sustituyó", relata él, cuyo nombre, como el de su compañera, nunca olvidará el empleado de la EMT que se recupera del infarto en el Hospital Regional de Málaga. El último parte médico asegura que el hombre se encuentra estable dentro de la gravedad y que el personal sanitario se encuentra a la espera de su evolución.
"No soy ninguna heroína, hice lo que tenía que hacer"
"Dentro del autobús y en la calle había mucho miedo. No soy ninguna heroína: soy médica nada más, e hice lo que tenía que hacer. Para eso estamos. Mucha gente se acercó a ayudar y llamaron al 061 y a los equipos sanitarios y de bomberos, que activaron el servicio de múltiples víctimas: de ahí la importancia de tener unos servicios públicos de calidad", resalta en este sentido la médica zamorana afincada en la Costa del Sol, a quien también le preocupaba que hubiera más heridos. "No los hubo, por fortuna. Hasta yo mismo pensé que lo estaba por las manchas de sangre que tenía, que luego me dijeron los compañeros que eran de las heridas del conductor", puntualiza el pediatra.
"No sé de dónde saqué las fuerzas para ayudar a este hombre. Me alegro de que se esté recuperando. He sido médico de Urgencias, pero en Pediatría, y he hecho dos maniobras de reanimación en carretera, por accidentes de tráfico que me encontré. Pero nunca me había pasado algo así siendo yo uno de los afectados, aunque sea leve, del suceso. Lo importante es que este conductor va a salir adelante", resume Francisco Luis, tan asombrado como su compañera de que se hayan convertido en poco menos que héroes.
El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, se ha puesto en contacto con los dos trabajadores del SAS que se vieron envueltos en el suceso y les ha felicitado por su comportamiento. "Os doy las gracias en nombre de la sanidad andaluza: nuestra labor como buenos samaritanos es una garantía para nuestros pacientes", les transmitió el consejero.
Por su parte, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha anunciado que va a proponerles a los grupos municipales que los dos empleados del SAS y un pasajero que también colaboró en la salvación del conductor reciban menciones honoríficas del Ayuntamiento por "su valientes y solidaria intervención" en el suceso. La EMT también ha felicitado a Francisco Luis y a Clara por su colaboración.
"Mucha gente que colaboró"
Clara, con todo, lo lleva con humildad. "La verdad es que no esperaba tanto revuelo mediático ni que tanta gente conociera la noticia. Nosotros hicimos lo que tocaba y lo mejor que pudimos. Hubo mucha gente, dentro y fuera del autobús que hizo también todo lo que estuvo en su mano: la policía, los equipos sanitarios, los bomberos de Málaga, los vecinos que estaban por allí".
"Estas cosas pueden pasar en cualquier situación: yo iba tranquilamente mirando el móvil en mi asiento y fíjate. Lo importante es que la población aprenda a hacer una reanimación cardiopulmonar: de hecho allí, en el autobús, había varias personas que sabían hacerla. Lo fundamental es mantener a la persona con vida hasta que lleguen los equipos sanitarios", concluye la doctora, sacudida aún por los hechos que ha vivido.
El pediatra aficionado al atletismo popular, como ella, ha mirado de frente a la difícil tesitura en la que se vio envuelto el pasado viernes. "El sábado, al día siguiente, cogí el mismo autobús, el 1, en la misma parada de la mañana anterior, y sin necesidad de hacerlo. Quería sacudirme cuando antes del 'shock'. Esta vez iba con mi hija mediana. Cuando ella entró conmigo en el autobús el conductor me reconoció y a ella le guiño el ojo". El chófer sabía que la chica tendrá ya toda la vida motivos de sobra para sentirse orgullosa de su padre.