El fin de la Semana Santa de Málaga ha dejado reacciones del todo dispares en un evento muy esperado para una gran parte de la población. Desde aquellos que “estaban deseando que acabara”, a pesar de ser grandes seguidores de la Semana de Pasión, otros que la han calificado como “un caos”, hasta los más positivos que hablando de resultados “muy satisfactorios”.
“Ya
hemos pasado la Semana de Pasión y de calvario, porque madre mía que semanita hemos pasado”, ha comenzado Carmen Rosado, la presidenta de la asociación de Málaga por su Semana Santa y Patrimonio Cultural.
La presidenta ha recordado que, tras los primeros incidentes con las sillas en Domingo de Ramos, desde la Agrupación de Cofradías, “parchearon la situación que teníamos en la Alameda, abrieron un paso y retiraron un poco las vallas, pero poco más”, indicando que “las
obras, la vallas, la falta de numeración de las sillas y la suciedad no mejoraron mucho”.
De esta forma, Rosado ha incidido en la
falta de numeración de las sillas en calle Molina Lario, “ahí los acomodadores estaban perdidos y nadie sabía dónde estaban sus localidades y acabaron por decir usted siéntese donde sea, que si vienen alguien ya veremos a ver como lo organizamos, un
desbarajuste total”.
Una semana que se espera durante todo un año y que “cuando ha llegado lo que estabas deseando es que pasara pronto”, ha lamentado Rosado. Así, ha explicado que “el que iba de hombre de trono decía, por favor,
que se termine esto ya, porque era una sensación de círculo, de volver al principio”, ha dicho, añadiendo que, para los que veían los tronos, las procesiones “hicieron eternas, cuando llegaba el trono decías madre mía si es que no me ha dado tiempo ni de verlo, ni de disfrutarlo, ha sido todo muy triste”.
“La
Agrupación se ha salvado gracias al tiempo”, ha subrayado la presidenta. “El miércoles y el jueves por la lluvia fueron prácticamente dos días perdidos, la lluvia le echó un capote (a la Agrupación), porque el jueves era un día que se presentaba como complicado y pensábamos que iba a ser un día difícil, pero por la lluvia mucha gente no bajó al centro y no hubo el público que ha habido otros años”.
Del mismo modo, la presidenta ha recalcado que “
se han echado la culpa mutuamente, que si el
Ayuntamiento ha sido el culpable por las obras y el Ayuntamiento dice que ha sido la
Agrupación la que ha puesto una fila de sillas donde se había avisado que no se podía”, criticando que “el caso es que al final como siempre el que está en medio es el ciudadano”.
En cuanto a las vallas, ha manifestado que calle Larios estaba “totalmente aforada y sin poder pasar, y gente detrás de las vallas que solo les faltaban las concertinas, porque era un poco tipo
campo de concentración”.
Por último, ha asegurado que “ya ha habido personas que han ido a la Agrupación a
reclamar el dinero de su silla y a lo largo de esta semana irán llegando más usuarios a poner hojas de reclamaciones”, adelantado que “si consumo o la Agrupación no ponen remedio a la situación están abiertos a
ir a los tribunales”.
Privatización de las calles
“El nuevo recorrido no sé si es mejor o peor, porque es la primera vez, pero lo que sí ha habido es un caos”, ha indicado Alfonso Miranda, presidente de la asociación Centro Antiguo. Así, ha señalado “la
crispación” de la población, alegando que “ya no solo de los residentes, sino de los que vienen a ver las procesiones, que lo primero que han visto es el
espacio público privatizado, porque eso de las vallas y las distancias para que la gente lo veo de lejos, me parece una aberración, a eso hay que darle otra solución”.
De esta forma ha continuado afirmando que “se ha pensado nada más en que se luzcan unos pocos”, añadiendo que “
por pagar consideran que el espacio es suyo, mire usted no, lo público no es así, el pagar no implica que expropies un espacio”.
“Dicen que la
seguridad está más garantizada que nunca, será la seguridad de los cofrades que van dentro de la procesión porque la del resto no, el resto totalmente lo contrario”, ha criticado Mirando, insistiendo que “si a la hora de que alguien se ponga malo,
no puede llegar una ambulancia, pues la seguridad brilla por su ausencia y aquí vienen muchas personas mayores y niños”.
Asimismo, ha puesto como ejemplo que “al principio de que se peatonalizara el centro, lo primero que hacían era dejarnos unas vías de salida para los coches, le buscaban solución, ahora no se meten ni en eso, no puede usted sacar el coche en toda la semana”, añadiendo que “tampoco hay taxis, ni te avisan donde hay una parada, donde la había la quitan y no te dicen dónde está la próxima parada, un desastre, lo que es
servicio público ha brillado por su ausencia”.
La Agrupación de Cofradías “satisfecha” con el resultado de la Semana de Pasión
La Agrupación también ha hecho un balance, “la Semana Santa como tal, es decir lo que son cofradías y procesiones, han ido francamente muy bien, porque los cortejos procesionales han discurrido bien, los tronos se han llegado perfectamente bien, las cofradías han cumplido horarios, es decir,
las procesiones muy satisfactorias”, ha valorado José Carlos Garín, vicepresidente 1 de la Agrupación. Asimismo, ha indicado que “debemos
lamentar que algunas no hayan podido salir por la lluvia o que algún cortejo se haya tenido que volver”.
En cuanto a las críticas ha subrayado que “el cambio que se ha hecho
ha sido un cambio muy radical, la Semana Santa lleva ya en los últimos años creciendo de una manera exponencial, los cambios se han ido produciendo de una manera progresiva, pero nosotros no podíamos hacer un cambio a plazos, sino un cambio de golpe, la Semana Santa no se puede cambiar a trocitos”.
Entonces era normal que una vez que se decide hacer el cambio de recorrido se pone en marcha toda una maquinaria enorme y
no se puede esperar que desde el minuto uno del primer día estuviera todo a pedir de boca es muy complicado.
Por último, ha concretado que “en el momento en que se pone
en la calle 23.000 sillas, que hay que quitar y desmontar para que la ciudad siga viviendo, se trata de un montaje de mucha envergadura y sobre todo este año que era el primer año de una cosa nueva”, concluyendo que “es normal que hubiera desfases”.