Matrícula de deshonor

Matar a Huelva

No es tan fácil matar a Huelva que, por cierto, se lleva muriendo desde que tengo uso de razón

Publicado: 13/10/2021 ·
18:17
· Actualizado: 13/10/2021 · 18:19
  • Cabezo de La Joya. -
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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No es tan fácil matar a Huelva que, por cierto, se lleva muriendo desde que tengo uso de razón. Recuerdo artículos en los que Huelva se moría por la contaminación, por falta de comunicación, por una sanidad digna, por conformismo de los onubenses, por ocultar su historia, por carencias en infraestructura, por abandono u olvido de los políticos de turno, etc. 

Y aunque todos y cada uno de cuántos escribieron -yo entre ellos- mostrábamos y seguimos mostrando argumentos contundentes para augurar un futuro poco alentador, aquí sigue Huelva, anclada en sus arcaicas costumbres y a la deriva o al son que marcan los de siempre.

Que nadie se confunda, no es resignación, es una realidad que el propio ‘huervano’ asume y acepta y que espero cambien en las futuras generaciones. Huelva no morirá por muy tolerante que sea. Siempre he tenido la esperanza de que algún día nuestra gente despierte y se enfrente a sus propios miedos, rompa con esa desidia e imprima un carácter más rebelde y acorde a las realidades existentes, marcando el ritmo de una ciudad que aún vive de espaldas a sus propias necesidades y que se adapta a las adversidades amparada en un silencio de haronía.

Así es nuestra vida, una realidad dividida desde perspectivas muy dispares donde los cabezos, la Ría, fábricas y ‘capitas de arena’ pasan de largo en el día a día esperando milagros de unos pocos que se atreven a gritar. Esta Huelva ausente sigue perdida, sin perspectivas claras y agonizando en este letargo inactivo que acota toda posibilidad de evolución, malviviendo sin un atisbo de “coraje” y mendigando cambios a través de un teclado desde cualquier sillón. Pero morir, Huelva no se muere ni morirá, aunque para muchos ese concepto de vivir no esté tan claro.

 

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