Matrícula de deshonor

Armas

Cuando escuchas o lees las medidas que determinados líderes políticos plantean en cuestión de armas, el horror nos invade

Publicado: 31/01/2022 ·
13:29
· Actualizado: 31/01/2022 · 13:29
  • Armas incautadas. -
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Trabajar directamente en las trincheras sociales te da una visión muy amplia de aquello que ocurre a nuestro alrededor y que va más allá de las informaciones que se pueden obtener a través de los medios o redes sociales, incluso de aquello que vivimos en el día a día, observado siempre desde un prisma habitualmente muy alejado de las verdaderas realidades.       

Desde esa premisa, los constructos sociales ligados a determinados planteamientos políticos se visualizan con facilidad y se conforman y confrontan en dichos agentes sociales desde sus vivencias particulares con tanta claridad que a veces asusta. Por ello, cuando escuchas o lees las medidas que determinados líderes políticos plantean en cuestión de armas, el horror nos invade, generando una tensión innecesaria con la que tenemos que lidiar cada día.

El nuevo enfoque que está adquiriendo una temeraria relevancia y que disfraza, con alevosía, este modelo planteado de AUTODEFENSA, grosso modo, engloba tres medidas muy concretas: poder tener armas en casa, poder utilizarlas en situaciones de amenaza ‘real’ y posibilidad de portar por la calle armas no letales: pistolas de pelotas, taser o defensas eléctricas. Al fin y al cabo, tener en nuestro poder armas que podemos utilizar ante cualquier circunstancia.

Si hacemos una lectura rápida de las informaciones constantes que nos llegan de conflictos en los que interviene cualquier tipo de arma, este descabellado modelo planteado por Vox fomentaría las tragedias en nuestra sociedad, actualmente con una de las regulaciones más estrictas de Europa, y aún así, las reyertas con disparos siguen en aumento. Plantear leyes con estructuras literarias llenas de eufemismos y desde posicionamientos poco realistas pueden generar muchos votos, pero demasiadas muertes. Si muchos de estos idealistas armamentísticos se bajaran a nuestro espacio, a nuestro mundo, adquirirían un amplio conocimiento del verdadero problema que estamos observando en estas cuestiones, donde la venganza, la guerra entre mafias y/o la lucha de poder, tendrían una mayor facilidad para poseer arsenales, incluso legales, para cometer sus fechorías, y el terror, que ya lo estamos viviendo en determinados barrios, no tendría paragón. Pero claro, eso ya está dentro de los planteamientos de otros partidos y no generarían el impacto que se necesita para aumentar sus urnas. Pero dar esa libertad para, supuestamente, “defenderse del horror que nos acecha en cada esquina” condiciona en su media y logra más adeptos. Nadie nace delincuente, asesino o narcotraficante, y en dicha involución, las licencias de armas son libres y una herramienta al servicio de cualquiera.

 

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