Al menos 54 civiles han muerto como consecuencia de un atentado con bomba contra un autobús lleno de trabajadores de una fábrica de productos militares en la provincia de Hama, según ha denunciado este viernes el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que ha condenado el "silencio internacional" ante los "crímenes de guerra" perpetrados "por todas las partes".
El atentado se produjo el miércoles cuando los trabajadores salían de su turno en la fábrica, situada en la localidad de Beraq. Once de las personas fallecidas por la explosión de una bomba de fabricación casera eran mujeres. Los trabajadores residían en las localidades de Hama, Homs, Salamiya y en las aldeas de los alrededores. El número de víctimas podría aumentar porque hay varias personas con "heridas graves".
El Observatorio --con sede en Londres y con una amplia red de informantes en Siria-- ha condenado "este último crimen de guerra contra los civiles" y ha expresado su "sorpresa por el silencio de la comunidad internacional ante las masacres cometidas en Siria por todas las partes".
De momento ningún grupo armado ha reivindicado el ataque, pero fuentes de la oposición no han dudado en responsabilizar a los insurgentes islamistas radicales de este atentado "terrorista" contra civiles. "Son trabajadores, son civiles, gente que necesita trabajar para alimentar a sus familias, eso no les convierte en criminales", ha declarado a Reuters un activista opositor bajo condición de anonimato.
El Frente al Nusra, vinculado a la red terrorista Al Qaeda, anunció el pasado mes de enero que había cometido un atentado con coche bomba en Salamiya que había causado la muerte de 42 personas, incluidos varios niños y mujeres. El objetivo del atentado, aseguró, era una milicia progubernamental. Varios activistas de Salamiya han difundido por Internet las fotografías de niños y jóvenes muertos en aquel ataque.
