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Ocho fotógrafos de Magnum muestran la cara más esperanzadora del sida

Ocho destacados fotógrafos pertenecientes a la Agencia Magnum han retratado la cara más esperanzadora del sida, la de las personas enfermas que se encuentran en tratamiento, en unas imágenes que se han reunido en la exposición Vuelta a la vida inaugurada en Matadero Madrid.

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  • Un hombre observa una de las fotografías de la exposición ?Vuelta a la vida? de los fotógrafos de Magnum. -
Ocho destacados fotógrafos pertenecientes a la Agencia Magnum han retratado la cara más esperanzadora del sida, la de las personas enfermas que se encuentran en tratamiento, en unas imágenes que se han reunido en la exposición Vuelta a la vida inaugurada en Matadero Madrid. 

Organizada por Magnum Photos y el Fondo Mundial, en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y el Ayuntamiento de Madrid, la exposición exhibe el trabajo realizado en diferentes países del mundo por ocho autores que han logrado que personas infectadas les abrieran sus puertas y contaran sus historias. 

Por ello, las fotografías que forman las diferentes historias tienen nombres y apellidos y un relato que en algunos de los casos no ha tenido un desenlace feliz, pero que en todos ellos abre una puerta a la esperanza de las personas infectadas a las que se han conseguido llevar el tratamiento y que lo siguen. 

Para dar un testimonio diferente de la labor que se realiza, el italiano Paolo Pellegrin se trasladó a Mali donde el VIH se transmite principalmente por el contacto sexual, y aproximadamente un 1,7% de la población, de más de 12 millones, está infectada. 

En la actualidad los centros de salud realizan pruebas y suministran tratamientos gratuitos en todo el país, como en el caso de Kassi Keita, de 3 años de edad, y de madre Mariam Dembelé, protagonistas de algunas de las imágenes. 

En Rusia, el también italiano Alex Majoli, deja testimonio de la historia de jóvenes que, tras la caída de la Unión Soviética, se convirtieron en adictos a las drogas. El VIH se propagó con el consumo de heroína, infectando rápidamente a más de un millón de rusos. 

El canadiense Larry Towell viajó a Sudáfrica que, con más de 5,5 millones de personas que viven con VIH, sigue siendo el país con el mayor número de personas infectadas en el mundo. La cara que presenta el sida es cada vez más una imagen femenina, y en algunos la proporción es tres veces más alta que la de los hombres. 

Las imágenes de Towell se realizaron en Suazilandia, que tiene la tasa de infección de VIH más alta del mundo, con más de una cuarta parte de su población infectada.

El destino del estadounidense Jim Goldberg fue la India, país en el que la epidemia se debe principalmente a las relaciones sexuales sin protección. Se calcula que más de 2,5 millones de personas viven con VIH.

"Ruanda" es el proyecto de Gilles Peress. Pese a su problemática historia reciente, los rápidos esfuerzos de Ruanda para combatir el sida han posibilitado el tratamiento gratuito de por vida a 44.000 personas. Este país sobresale como uno de los éxitos en la lucha contra la enfermedad en África y sirve de modelo para ilustrar cómo el cuidado de la salud puede llegar a todas las comunidades.

A pesar de ello, el sida continúa siendo un problema de salud en un país que se encuentra en reconstrucción debido a la guerra y al genocidio.

El noruego Jonas Bendiksen relata en sus fotografías y vídeos historias de Haití que, junto a la República Dominicana, suma tres cuartas partes del total de infecciones de VIH en la región del Caribe. Aunque es uno de los países más pobres, Haití progresa continuamente en el suministro de terapia antirretroviral a personas con sida.

El estadounidense Steve McCurry, reconocido internacionalmente como uno de los mejores fotógrafos de la actualidad, ha captado la esencia del sufrimiento y de la alegría humana en Vietnam, donde el porcentaje de la población infectada es bajo, menos del 1%.

Las imágenes del también estadounidense Eli Reed dan testimonio del desarrollo de la enfermedad en Perú, donde los programas que ofrecen tratamiento gratuito requieren que la persona apruebe un examen de "adhesión", que demuestre que cuenta con apoyo familiar o comunitario para ayudarle a mantenerse bajo tratamiento.

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