Siete civiles murieron y 12 resultaron heridos en ataques en el este de Afganistán tras el primer día de la denominada "campaña de primavera" lanzada por los talibanes, mientras el Gobierno asegura que ha abatido a más de un centenar de insurgentes, informaron hoy fuentes oficiales.
Cinco personas, cuatro de ellas mujeres, murieron y once, algunos de ellos niños, resultaron heridos como consecuencia del impacto de un cohete lanzado por los talibanes a última hora del viernes en la localidad de Alingar, en la provincia oriental de Laghman.
"Todos los muertos y heridos son de la misma familia", indicó a Efe Sarhadi Zwak, portavoz del gobernador de la provincia.
La fuente agregó que otros dos civiles murieron y un tercero resultó herido en la misma provincia por la explosión de un artefacto colocado en la carretera cuando pasaba su vehículo.
Los talibanes anunciaron esta semana el inicio el viernes de la "campaña de primavera", de la que dijeron que tendría como objetivos a los extranjeros que se encuentran en el país y al Ejército afgano.
El Ministerio del Interior indicó hoy en un comunicado que los talibanes han sufrido "importantes bajas" en el inicio de su ofensiva.
"104 insurgentes han muerto y 89 han resultado heridos en las primeras 24 horas de la ofensiva de Primavera", indicó el portavoz del Ministerio de Defensa, general Zahir Azimi, quien agregó que doce soldados han muerto también en enfrentamientos con los insurgentes.
Por su parte el portavoz talibán Zabihullah Mujahid rechazó las cifras del Gobierno y dijo que ese grupo había realizado 327 ataques armados contra las fuerzas de seguridad en estas primeras horas dejando "decenas de soldados y policías" muertos y heridos.
Afganistán ha vivido en los últimos meses un incremento de la violencia en coincidencia con el final en enero de la misión de combate de la OTAN, que continúa en el país en tareas de asistencia y capacitación.
Esa violencia se ha visto aumentada con la irrupción de grupos que se identifican como miembros del Estado Islámico.
Estados Unidos, que continúa en misión de combate en el país con más de 10.000 efectivos, tenía previsto reducir a la mitad esa cifra para el final de año, pero el presidente estadounidense, Barack Obama, ha decidido retrasar esa retirada.