El presidente de EEUU, Barack Obama, condenó hoy la "tremenda tragedia" de Dallas (Texas), donde este jueves murieron 5 policías y otros 6 resultaron heridos por disparos de francotiradores durante una manifestación en protesta por la violencia policial, y prometió que "se hará justicia".
"Aún no conocemos todos los detalles. Lo que sí sabemos es que este ha sido un ataque despiadado, calculado y despreciable contra agentes de seguridad", dijo Obama en una declaración a la prensa tras reunirse en Varsovia con los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
"Creo que hablo en nombre de todos los estadounidenses cuando digo que estamos horrorizados por estos sucesos, y estamos unidos con el pueblo y el departamento de Policía de Dallas", agregó.
El mandatario recordó que hay "varios sospechosos" de la matanza y que espera saber pronto más "sobre sus retorcidas motivaciones".
"Dejemos claro que no hay justificación posible para este tipo de ataques o para cualquier violencia contra los agentes de seguridad. Cualquier implicado en estos asesinatos acabará rindiendo cuentas. Se hará justicia", subrayó Obama.
Destacó, además, que "cuando la gente va armada con armas poderosas, por desgracia, este tipo de ataques se vuelven más mortíferos y más trágicos".
"En los próximos días, también tendremos que considerar esa realidad", añadió Obama, que a lo largo de su Presidencia ha presionado para un mayor control de armas, especialmente de los rifles de asalto a los que tienen acceso los estadounidenses.
El presidente dijo que había llamado por teléfono al alcalde de Dallas, Mike Rawlings, y le había ofrecido "cualquier asistencia que pueda necesitar" del Gobierno federal ante esta "tremenda tragedia".
Obama, que anoche lamentó los incidentes en los que esta semana murieron dos jóvenes afroamericanos a manos de policías en Minesota y Luisiana, destacó hoy la labor de esos agentes y aseguró que la gran mayoría hacen "un trabajo extraordinario".
"El de hoy es un doloroso recordatorio de los sacrificios que (los policías) hacen por nosotros", apuntó.
Estados Unidos ha vivido varios momentos de tensión racial desde hace más de un año, especialmente tras la muerte en Ferguson (Misuri) en agosto de 2014 del joven negro desarmado Michael Brown a manos de un agente blanco, que luego fue exonerado.
Las manifestaciones han vuelto a las calles de las principales ciudades de EEUU tras los últimos episodios, en los que este martes falleció en Baton Rouge (Luisiana) un hombre negro de 37 años, Alton Sterling, a manos de dos policías blancos; y el miércoles murió el joven Philando Castile en Falcon Heights (Minesota).