El presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, fue investido para un mandato de cinco años, tras ganar las elecciones generales del pasado 23 de octubre
El presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, fue investido para un mandato de cinco años, tras ganar las elecciones generales del pasado 23 de octubre en este país considerado una de las democracias más estables de África.
En una ceremonia celebrada ante miles de personas en el pabellón de deportes Campus Indoor Sports Arena de Gaborone, Masisi juró el cargo ante el presidente del Poder Judicial, Terence Rannowane.
"Prometo que continuaré sirviendo, honrando y protegiendo a vosotros y a Botsuana con diligencia, dignidad, fe y humildad", afirmó Masisi con la mano derecha en alto y la izquierda sobre una biblia, en una jura que recibió una ovación cerrada de la multitud.
El mandatario, de 58 años, inspeccionó después, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, una guardia de honor en un acto saludado por salvas de cañón fuera del pabellón.
En la ceremonia, amenizada por cánticos y danzas tradicionales, estuvieron presentes jefes de Estado de países del sur de África como el zimbabuense Emmerson Mnangagwa, el zambiano Edgar Lungu o el mozambiqueño Filipe Nyusi, entre otros dignatarios.
Durante su discurso de investidura, Masisi apostó por "trabajar estrechamente" con la comunidad internacional a través del "multilateralismo" para "promover la paz, la democracia y la integración económica".
En clave nacional, el presidente abogó por "preservar la democracia y la unidad como nación" de Botsuana; y prometió crear empleo "particularmente para los jóvenes", diversificar la economía y fomentar las "inversiones extranjeras".
"Botsuana debe seguir siendo el epicentro de nuestro programa de desarrollo", subrayó el gobernante, quien también se mostró decidido a combatir problemas como la corrupción y el "flagelo" de la violencia de género.
Masisi fue investido después de que el gobernante Partido Democrático de Botsuana (BDP) ganara con mayoría absoluta las elecciones generales celebradas el pasado 23 de octubre.
Los comicios se presentaban como los más disputados de la historia para la democracia multipartidista más longeva de África.
La incertidumbre sobre el dominio del BDP, incuestionable durante más de medio siglo, venía alimentada por el conflicto entre Masisi y su predecesor en el cargo, Ian Khama.
A pesar de que fue el propio Khama quien nombró a Masisi como su sucesor en 2018, cuando su delfín accedió a la Presidencia del país, la rivalidad entre ambos creció tras dejar el poder el primero.
Khama, reacio a pasar a un segundo plano dentro del BDP, llegó a tildar a Masisi de autocrático mientras Masisi revocó varias políticas icónicas de su predecesor -como la prohibición de cazar elefantes en el país- y actuó contra figuras afines al exmandatario.
Finalmente, Khama anunció su salida del partido -cofundado por su padre, Seretse Khama, el primer presidente de la historia de Botsuana- y en estos comicios pidió el voto para la oposición.
Masisi, sin embargo, salió finalmente victorioso y puede mantener el título de quinto presidente de la historia de Botsuana durante cinco años más.
Para el nuevo mandato, entre los principales retos de Masisi destacan la necesidad de trabajar por una sociedad más igualitaria y la diversificación de la economía botsuanesa, muy dependiente de los valiosos diamantes, que suponen alrededor del 70 % del valor de las exportaciones del país, y del turismo.
Las limitaciones de ese modelo se están dejando notar y, pese a que Botsuana ha disfrutado de buenos niveles de crecimiento desde su independencia del Reino Unido en 1966, su capacidad de expansión y de creación de empleo cada vez es más limitada.