El presidente estadounidense, Donald Trump, escéptico con el multilateralismo y la cooperación internacional, ha enmarcado su respuesta a la pandemia del coronavirus en su política de "EE.UU. primero", aislándose más de la escena internacional.
La última muestra de esta postura ha sido la congelación de los fondos que EE.UU. aporta a la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que lidera la respuesta contra la COVID-19, una decisión muy criticada por lo inoportuno en plena pandemia global.
"Una crisis global requiere una respuesta global (...) Pero, políticamente, Estados Unidos no está, cuando debería ser quien convoca reuniones de emergencia para impulsar una respuesta conjunta, instar a la coordinación de los suministros y la colaboración científica" o ayudar a los países necesitados, declaró a Efe Max Bergmann, analista del Center for American Progress.
¿INTENTO DE TRUMP DE DESVIAR LA ATENCIÓN?
Trump justifica su medida en un supuesto favoritismo y connivencia de la OMS con las autoridades chinas en su respuesta al surgir la COVID-19, pero otros lo ven como un intento de desviar la atención de la grave situación existente en EE.UU., que con más de 600.000 casos y 27.000 muertos ya es el epicentro de la crisis.
"Esto no es más que un esfuerzo para desviar la culpa", aseguró por su parte Neera Tanden, presidenta del citado Centro, quien agregó que "tratar de recortar los fondos a la OMS durante una pandemia mundial es el último ejemplo del presidente Trump empeorando un problema que ya es horroroso".
"Nos ha estado estafando todo el mundo (....), a este país lo han estado timando todos durante años, ya sea la Mundial de la Salud o la Mundial del Comercio", había dicho Trump un par de días antes.
El gobernante aludía así a otra de sus "bestias negras", el comercio, una área en la que nada más comenzar su mandato ha aplicado su política de "EE.UU. primero" con la imposición de aranceles a diestro y siniestro y sin importar si se trata de un aliado o no.
"NOSOTROS PRIMERO" APLICADO A LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
En la crisis del coronavirus, el "nosotros primero" se manifestó de manera muy temprana, cuando apenas se vislumbraba la gravedad de la pandemia, con un oscuro episodio de intento de compra de una vacuna "sólo para EE.UU.".
A mediados de marzo, el diario Welt am Sonntag dio cuenta de un supuesto intento de Trump de atraer a una empresa alemana que desarrollaba una vacuna contra el coronavirus, con la intención de que esta fuese "solo para Estados Unidos".
El embajador estadounidense en Alemania, Richard Grenell, que es también el nuevo director interino de Inteligencia Nacional de Trump, desmintió entonces esa información, pero el ministro alemán de Salud, Jens Spahn, la confirmó.
FRICCIONES CON PAÍSES ALIADOS
Sea o no cierta la versión, la actitud de Trump en otras situaciones permite pensar en la posibilidad de que haya podido intentar controlar un medicamento a espaldas de un país aliado, sobre todo porque las acciones sin consultar son uno de los reproches más comunes que se le hacen.
Más allá de reproches de este tipo, a comienzos de abril Trump protagonizó un agrio roce con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, al entorpecer la importación por parte de Canadá de material médico para combatir el coronavurus fabricado en EE.UU.
En esa ocasión Trump llegó a prohibir a la compañía 3M enviar a Canadá medio millón de mascarillas N95 adquiridas por el vecino del norte, aunque tuvo que dar marcha atrás ante las protestas de Ottawa y de la propia empresa.
GIRO EN POLÍTICA MIGRATORIA
En esta línea está el giro dado por Trump en su férrea política migratoria cuando la pandemia entró en escena.
A finales de marzo, el Gobierno de Trump publicó un aviso de que ofrecía facilidades a médicos extranjeros, especialmente a aquellos especializados en el tratamiento de la COVID-19, para obtener un visado, en un intento de atraer personal sanitario extranjero, pese a las necesidades que pudieran tener sus propios países.
Y esto a pesar de las restricciones a la inmigración legal y al combate a los indocumentados que ha caracterizado a su Gobierno, y a que desde hacía días había suspendido los servicios de trámite de visados en sus consulados de todo el mundo.
"El enfoque aislacionista original de Trump no está poniendo a Estados Unidos primero, porque al obstaculizar la respuesta global (al coronavirus) está perjudicando a los propios estadounidenses", declaró Bergmann, del Center for American Progress.
"Crisis tras crisis, el mundo se ha vuelto hacia Estados Unidos en busca de liderazgo. A veces EE.UU. lideró, a veces decepcionó, pero siempre estaba presente. Ahora simplemente no está. El resultado es un vacío a nivel global", agregó Bergmann.
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El egocentrismo de Trump en la respuesta al coronavirus
La última muestra de esta postura ha sido la congelación de los fondos que EE.UU. aporta a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
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