El sueño de cualquier actor... o la manera más rápida de enterrar tu carrera. Trabajar con Almodóvar es un arma de doble filo.
El sueño de cualquier actor... o la manera más rápida de enterrar tu carrera. Trabajar con Almodóvar es un arma de doble filo en La piel que habito manejan con pericia dos jóvenes talentos llamados a perdurar: Blanca Suárez y Jan Cornet.
Ella es ídolo de adolescentes gracias a El internado y objeto de mil y una envidias por su relación con Miguel Ángel Silvestre, con quien además rodará ahora Miel de naranjas, de Imanol Uribe.
Él fue el Ángel Custodio de Camino, compañero de estudios de otra promesa, Alberto Ammann, y encarnará al hijo de Sigourney Weaver en Red Lights, de Rodrigo Cortés. Todo apunta a que Almodóvar, esta vez, ha acertado con su olfato para los nuevos nombres.
No siempre ha sido así porque, ¿qué fue de Yohana Cobo, Tamar Novas, Liberto Rabal o Francisco Boira? Sus carreras no estuvieron a la altura del “efecto Almodóvar” y truncadas quedan, hasta nuevo aviso, sus posibilidades de convertirse en los nuevos Antonio Banderas, Carmen Maura o Victoria Abril.
“Yo de momento he hecho esta película con él y ya está”, explica a Efe Blanca Suárez. “Por hacer una película con Pedro no se es chica Almodóvar. Es un título en toda regla que se gana con el tiempo. Ojalá algún día pueda llegar a serlo”, agrega.
Y es que la ilusión de trabajar con el cineasta manchego puede ser contraproducente. “Ha habido espacio para todo, para la alegría máxima y el bloqueo más absoluto”, asegura la joven actriz.
Javier Cámara contaba en el estreno de Hable con ella que en la primera toma, el director pidió “corten” y le dijo: “Muy bien, pero ahora repite la toma sin que se te note en la cara que estás encantado de trabajar con Almodóvar”.
Y Jan Cornet reconoce que Almodóvar tiene que frenar esa tendencia en sus actores más “novatos”. “Uno tiende a querer emocionarse, a querer hacer el personaje de su vida y se olvida de la historia, que cuenta tanto que no puedes exagerarla”, asegura a Efe.
En La piel que habito, Suárez interpreta a la hija de Antonio Banderas, un personaje que “no puede ser más bonito y extremo” y que “mira todo con buenos ojos, porque no ha tenido contacto con el mundo”. Su tragedia será la que desencadene la venganza de su padre y la propia tragedia de Vicente, el personaje que interpreta Cornet.
“Le pasan cosas tan atroces y tan difíciles de imaginar, que uno tiene que estar en el momento: en tengo sed.
Tuve que adelgazar varios kilos y era fácil para mí imaginarse a Vicente como un perro, un galgo que está encadenado y acojonado”, resume.
Pero terminado el rodaje, a ambos les queda esperar cuál será el “efecto Almodóvar” sobre sus carreras. Suárez, que ya sabe lo que es la popularidad y domina a la perfección la sobreexposición mediática, camina ahora con precaución hacia el prestigio.
Más parece preocuparle que el fenómeno adolescente sea mirado con desprecio artístico. “Lo triste es que son compañeros los que te miran mal. Si has empezado a trabajar muy pronto, evidentemente no tienes tiempo de meterte una escuela e ir todos los días, pero vamos aprendiendo trabajando en una profesión en la queno se termina de aprender”.