Este premio está dotado con 125.000 euros –hasta 2008 eran 90.000– y fue creado en 1975 por el Ministerio de Cultura para reconocer anualmente la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico.
Aunque no figura en las bases del premio, la tradición manda que el denominado Nobel de las letras hispanas se reparta alternativamente entre Hispanoamérica y España, por lo que este año debería recaer en un escritor americano ya que en 2008 lo ganó el novelista español Juan Marsé.
Si se respetara esa ley no escrita, estarían bien situados para ganar el Cervantes de 2009 el mexicano José Emilio Pacheco, que hace unos días recogió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, y el chileno Nicanor Parra, ambos poetas, y el novelista argentino Ricardo Piglia.
Este año también han sido presentados como candidatos al Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes –ése es su nombre completo– el mexicano Fernando del Paso, la chilena Isabel Allende, el argentino Tomás Eloy Martínez, el nicaragüense Sergio Ramírez, el mexicano Homero Aridjis, y la uruguaya Ida Vitale, entre otros muchos.
No hay que perder de vista que, en los 34 años de vida que tiene el Cervantes, sólo en dos ocasiones ha recaído en una mujer: la española María Zambrano (1988) y la cubana Dulce María Loynaz (1992). Si finalmente el jurado se inclinara por una mujer, ahí están las ya citadas Allende y Vitale.
También suelen figurar como candidatas Margo Glanz (México), la mexicana Elena Poniatowska y Fina García Marruz (Cuba).
Y si en esta edición se rompiera la ley no escrita y se optara por un escritor español, el nombre de Ana María Matute, finalista en múltiples ediciones, debería encabezar la lista de candidatos españoles en la que también figurarían Francisco Nieva, José Manuel Caballero Bonald, los hermanos Juan y Luis Goytisolo (este último aparecía entre los favoritos del Nobel de este año) y Javier Marías.
La edición de 2009 es la segunda que se celebra tras los cambios introducidos por el Ministerio de Cultura en la composición del jurado para dar más presencia al mundo de las letras y de la cultura en general y menos a las instituciones dependientes del Gobierno.
Los candidatos podrán ser propuestos por los anteriores premiados, por instituciones vinculadas a la lengua castellana y por las Academias de la Lengua.