San Fernando

¿Por qué Cádiz consigue todo y aquí no nos restauran ni el puente Zuazo?

\"¿Es cuestión de dinero o de gestión? O de valía de los que gestionan\", dice José Carlos Fernández en el libro \'La Isla, lucha o revienta\'.

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La Isla, lucha o revienta. Es el título del último libro, el número 13, de José Carlos Fernández Moreno. Un libro que tenía que escribir como una obligación moral, como una obligación de isleño nacido en el barrio de la Pastora que ha alternado su profesión con el periodismo durante casi un cuarto de siglo y que por ende, lleva dentro el gusanillo de escribir, de contar cosas.

En este caso, sin embargo, lo que lo obliga a escribir un libro que sabe que “no va a gustar a muchos” ha sido la constancia de que la ciudad, su futuro, marcha por unos derroteros que sólo conducen a una ciudad dormitorio, si ya no lo es, por la falta de un modelo de ciudad. Y sin modelo, cada uno tira para un sitio diferente rompiendo la tela, no haciendo el vestido.

“San Fernando necesitaba un libro así, y no quiero pecar de inmodestia, y me apetecía escribirlo porque creo que es lo que necesita esta ciudad para tratar, sólo para tratar, que los ciudadanos se paren a pensar y reaccionen  ante lo que ha ocurrido en los últimos años, lo que está ocurriendo y lo que es más grave, lo que puede no ocurrir en el futuro”.

A José Carlos Fernández le preguntaron una vez de qué vive La Isla y no supo que contestar. “Y sigo sin saberlo. Cuando me preguntan no les puede decir que vive de la actividad militar, ni de la industria naval, ni de la industria auxiliar, ni del comercio, ni del turismo… La Isla está almacenando viejos. Un gran número de amigos y conocidos tienen a sus hijos fuera de San Fernando. ¿Cuál es el futuro de La Isla? No lo sé. Yo apunto unas ideas pero el futuro de La Isla no está definido porque nunca ha estado definido un proyecto de ciudad. Nadie lo ha hecho porque no han sabido hacerlo”.

¿Cómo entender el problema de la ciudad? Obviamente, sabiendo lo que ha ocurrido antes. Recuerda José Carlos Fernández que La Isla nació con la Armada, “para, por, sobre y tras” y en tanto ese monopolio se ha ido atenuando “no se ha sabido ir intercalando alternativas para que cuando llegara el momento, que ha llegado ya, de que la Marina fuera una cosa testimonial, la ciudad tuviera otra forma de vida. Eso no se ha hecho. Como no ha proyecto de ciudad, como no se ha previsto a través de los distintos gobiernos municipales, no tenemos una fuente de ingresos definida”.

Lo que viene a decir José Carlos es que “no ha habido ni lo hay” un gobierno que se haya preocupado del futuro, que no se haya limitado a la política electoralista del corto plazo, con lo que sólo queda “luchar. O reventar”.

¿Es un atenuante que la ciudad fuera fundada por los militares, la gente viviera de la Marina y al isleño lo hayan hecho una persona confiada y conformista, sobre todo porque durante un par de siglos ha sido una ciudad privilegiada dentro de la Bahía, la de las catorce cosechas que decía el ex alcalde Antonio Moreno?

“Es una frase hecha a la que nos acostumbramos, yo diría que nos malacostumbramos sin tener en cuenta que eso tenía que cambiar. ¿Por qué? Por las condiciones modernas y actuales de lo que es la infraestructura de la defensa. En 1776 se crea el Ayuntamiento propio. Entonces la estrategia, que hoy es un disparate, fue encerrar la escuadra en el saco de la bahía, donde no tenía salida directa al mar.  De ahí que la Carraca hoy, y desde hace tiempo, no tenga sentido militar y estratégicamente hablando. Nadie podía sospechar en tiempos del Marqués de la Ensenada que la Marina que se iba a instalar en La Isla, en Puerto Real o en Puntales, que era entonces la discusión, iba a terminar en Rota porque al idea de entonces era proteger a la Armada en algún sitio”.

El avance de las técnicas militares convirtió esas ideas en un contrasentido y hoy al flota tiene a Rota por base. El problema no ha estado en quienes diseñaron La Isla como una ciudad militar sino en quienes han visto en los últimos decenios que la situación había cambiado y que ya era inviable mantener en San Fernando lo que le daba de comer. “No asumíamos esa realidad. No queríamos creérnosla. Y además, algunos cometieron el disparate de situarse detrás de una pancarta en la que decía ‘militares fuera’ que era sinónimo de industria fuera. Y muy bien. ¿Tiene usted el repuesto para esto? Si tiene el repuesto y me convence yo me pongo también detrás de la pancarta. Pero si no tiene ese repuesto es dejar a San Fernando sin la razón por la que existe”.

¿Pero es posible que un determinado número de personas con una pancarta hayan ocasionado el declive que ha vivido La Isla en poco más de 20 años? “No. Por supuesto que no. Lo que ha hecho que la Marina se vaya a Rota es la lógica de los tiempos actuales. Pero en vez de decir militares fuera lo que había que estar haciendo era buscar alternativas. Ahora tenemos el caso del Cefot, que no se sabe qué va a pasar. La Carraca está prácticamente desmantelada… Esto necesita un revulsivo. Y no es cuestión de partidos sino de personas inteligentes, de personas trabajadoras que de una vez por todas construyan y tracen el proyecto de ciudad el proyecto de ciudad que no hay”.

¿Es culpa sólo de los políticos que no ha sabido mirar más allá de sus escaños y de los intereses de sus partidos o ha habido algo más? Durante años se ha ido produciéndose ese éxodo de instalaciones militares y el Ministerio de Defensa no ha desafectado suelo hasta hace muy poco, en Polvorines y Fadricas. Y ha habido políticos que han puesto sobre la mesa proyectos para la zona con más predicamento en la ciudad, la de Camposoto. En ese cuartel, dicho por políticos del Partido Popular, se podía desafectar hasta 500.000 metros o incluso más sin que se tuviera que ir, una vez clausurado el Centro de Instrucción de Reclutas.

“No estoy de acuerdo en que esas instalaciones militares encorseten nuestro proyecto turístico porque no hay proyecto turístico. Que alguien me diga cuál es el presupuesto municipal dedicado a turismo y eso dará una idea de si se apuesta o no por el turismo. El turismo es una labor que hay que hacerla con mucha paciencia, programando muy bien, muy poquito a poco y con mucho dinero. Poniendo muchos euros, muchos miles de euros encima de la mesa. Es que San Fernando tiene muchas cosas… San Fernando no tiene nada que atraiga el turismo, entendiendo el turismo como el que vemos en otras ciudades. Eso es lo que aporto yo en el libro, ideas, porque lo primero que hay que preguntarse es qué turismo queremos. ¿De playa, deportivo, cultural…? ¿Qué condiciones tiene La Isla para adaptarla a según qué tipo de turismo? ¿Qué turismo queremos y podemos traer? Pero se haga lo que se haga se puede hacer, pero se puede hacer apostando y teniendo un proyecto. No parcheando”.

José Carlos Fernández recuerda lo que más duele, un castillo de San Romualdo que no saben lo que quieren hacer con él a estas alturas; el Zaporito no se sabe qué destino va a tener; el Parque de la Historia y el Mar; el Carenero, tampoco se sabe…

“Me da envidia que Cádiz, por buena gestión, consigue castillo, consigue palacio, consigue Fábrica de Tabacos, Depósito de Tabacos, antiguas dependencias militares para convertirlas en equipamientos culturales… lo consigue todo. Y un puente que va a ser de los más importantes del mundo, que ha costado un dineral y es una obra de ingeniería admirable. Y nosotros no conseguimos restaurar el puente Zuazo y ponerle unos focos para iluminarlo. ¿Es cuestión de dinero o de gestión? O de valía de los que gestionan. Porque a mí nadie me puede convencer de que a trece kilómetros de San Fernando se consigue lo que se está consiguiendo y aquí no se está consiguiendo nada”.

Visión de futuro de los gobernantes, falta de talla política… ¿Pero qué ocurre con una ciudadanía que ha estado viendo cómo se llevaba su forma de vida ante sus propios ojos y se limitaba a lamentarse, a añorar lo perdido en vez de a defenderlo para no perderlo? ¿Se ha contagiado el isleño de esa gran población foránea que ha recalado en La Isla, desapegada de la que no es su tierra, para comportarse como un espectador más mientras desvalijaban sus casa? Porque se pega antes lo bueno que lo malo.

“Ese razonamiento, que no está falto de lógica, es una de las razones que justifican este libro y de ahí que yo le diga a La Isla que luche o que reviente. Que luche de una vez o que se adapte a vivir en la indolencia y a verlas venir”.

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