La Audiencia de Sevilla celebra mañana un juicio contra un francés al que la Fiscalía pide más de 20 años de cárcel acusado de asesinar y torturar en 2002 a un camarero en su casa para robarle dinero y droga, un caso del que no se encontró al presunto culpable hasta diez años después gracias a pruebas de ADN.
La Fiscalía de Sevilla pide para Dominique P. 19 años de cárcel por el asesinato y otros 20 meses por robo con violencia en grado de tentativa, ya que no logró abrir la caja fuerte de la vivienda del asesinado, en la que había 3.875 gramos de cocaína y 8.000 euros, según el escrito de acusación del Ministerio Público.
El acusado, de 49 años, se encontraba cumpliendo condena en la cárcel francesa de Mauzac cuando su ADN fue introducido en una base de datos internacional y coincidió con el hallado en el lugar del crimen, tras el cual se descubrió una red de tráfico de cocaína.
El cadáver del camarero Francisco C.C., que trabajaba en el bar "El Tío Tom" de Sevilla, fue hallado atado de pies y manos y con signos de tortura el 8 de diciembre de 2002 en su domicilio de la calle Vib-Arragel de Sevilla.
El acusado estuvo preso por este asesinato entre junio de 2012 y mayo de 2014, cuando quedó en libertad con la obligación de personarse ante el tribunal dos días a la semana hasta el juicio, que se celebra mañana y el jueves.
Ante el juez de instrucción, el acusado reconoció que había estado en el piso donde ocurrió el crimen pero aseguró que se marchó dejando vivo al camarero.
La Fiscalía, sin embargo, considera que el acusado viajó desde Francia a Sevilla porque le dijeron que en la ciudad andaluza había un individuo que guardaba en su casa una importante cantidad de droga y dinero y que sería fácil hacerse con ambas cosas.
Una vez en Sevilla, el acusado y otros individuos desconocidos llamaron a la puerta de la casa del camarero, que conocía a uno de ellos y le abrió, tras lo cual le exigieron el dinero y la droga, según la Fiscalía.
Como se negó, el procesado y sus acompañantes le golpearon con "inusitada brutalidad" por todo el cuerpo y con intención de causarle la muerte, tras lo cual le ataron de pies y manos y le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza amarrada por el cuello con cinta aislante, subraya la acusación pública.
Después le subieron a la parte alta de la vivienda, donde murió poco después, y el acusado y sus compinches registraron la casa e intentaron abrir la caja fuerte, lo que no lograron, añade la Fiscalía.
Debido al ruido que provocaron, los vecinos llamaron a la Policía y los asaltantes huyeron de la vivienda y cerraron desde el exterior con una llaves que se encontraron, concluye su relato la acusación.
Una vez que la Policía localizó la droga y el dinero en la casa, el juez autorizó escuchas telefónicas al propietario del piso y del bar, que resultó ser un integrante de una red de traficantes a gran escala.
En diciembre de 2005 la Audiencia de Sevilla condenó a 16 años de cárcel al cabecilla de la red, A.M.R., y a su "mano derecha" C.E.G.L., en cuyo poder fueron incautados 9,5 kilos de cocaína.
La sentencia impuso además cuatro años de cárcel a la hija del cabecilla, acusada de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico, 12 años de cárcel a otros dos miembros de la banda y 7 años de prisión al ciudadano uruguayo H.G.T.M.