Las acusaciones y la defensa del juicio contra Manuel R.M. por el asesinato de su exmujer María del Castillo Vargas, hija de la cantaora Juana Vargas, exponen mañana sus conclusiones definitivas ante el jurado encargado de emitir un veredicto.
Manuel R.M. se enfrenta a penas de entre 30 y 33 años de cárcel, solicitados por la Fiscalía, la acusación particular y la acusación popular ejercida por la Junta de Andalucía, como presunto autor de los delitos de asesinato, malos tratos habituales, allanamiento de morada y quebrantamiento de condena, ya que en el momento de los hechos -la madrugada del 8 al 9 de diciembre de 2015- tenía una orden de alejamiento de la víctima por denuncias previas de violencia de género.
Durante las cuatro sesiones del juicio han testificado una veintena de agentes de la Guardia Civil y la Policía Local de Lebrija (Sevilla), forenses y testigos, entre ellos la hermana de la víctima, Juana Vargas, y un joven magrebí con el que María del Castillo estaba iniciando una relación, además de compañeros de trabajo de la víctima en el bar que regentaba en El Cuervo.
La hermana de la víctima, que ha acudido a todas las sesiones del juicio e increpado varias veces al acusado a la salida de la sala, declaró que su excuñado dio a su hermana "una vida de mierda" llena de insultos y amenazas por las que ésta le tenía miedo y que "siempre ha vivido de la familia Vargas", por lo que le urgió a que "tenga dos pares de cojones ya que hizo lo que hizo de al menos no negarlo".
También la nueva pareja de la víctima y varios compañeros de trabajo han declarado que veían al acusado merodear frente al bar y esperar a María del Castillo, que les relataba su temor y a veces salía por la puerta de atrás para evitarlo.
Tanto la hermana como el novio de la víctima relataron que María del Castillo les contó que el hijo menor de la pareja, que entonces tenía 7 años, llegó a contar a su madre que su padre le había dicho que si la veía con otro la mataría.
Especialmente importante ha sido el testimonio de los forenses que practicaron la autopsia a María del Castillo y de los guardias civiles que realizaron la primera inspección ocular en su domicilio, ya que tanto por la ausencia de sangre en el interior del mismo como por los golpes que presentaba el cuerpo fruto de su caída desde el balcón todos concluyeron que la víctima no fue arrojada desde éste sino que se descolgó ella misma, presuntamente huyendo del agresor, que accedió a la casa de madrugada por la ventana del dormitorio.
Los forenses revelaron que las varias decenas de puñaladas que presentaba el cadáver, sobre todo en la cabeza y las dos mortales en ambos lados del cuello, fueron realizadas por el agresor encima de la víctima, estando ésta tumbada.
Así, la Fiscalía ha modificado su escrito de acusación respecto al relato de cómo ocurrieron los hechos ya que inicialmente sostenía que el acusado le asestó "hasta 40 puñaladas" en la casa y luego estando aún viva y con "ensañamiento" la tiró por la ventana.
No obstante, este cambio no modificará la calificación de los delitos y la pena solicitada para Manuel R.M. para el que su defensa solicita que los hechos sean considerados como homicidio y no como asesinato al atribuir el crimen a un "arrebato" pero "no premeditado".
Tras la exposición mañana lunes de las conclusiones finales de todas las partes, el tribunal entregará al jurado popular -compuesto por siete mujeres y cuatro hombres- el objeto de veredicto para que deliberen a partir del martes sobre el mismo y emitan un veredicto. EFE