Sevilla es una ciudad con una presión fiscal por parte de su Ayuntamiento que podría ser calificada como moderada, con una importante excepción como es el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), según se colige del informe ‘Panorama de la Fiscalidad Local 2018’, elaborado por REAF Asesores Fiscales, el órgano especializado del Consejo General de Economistas de España y constituido por más de 5.500 asesores fiscales pertenecientes a los 70 Colegios de Economistas y de Titulares Mercantiles de nuestro país.
El REAF ha elaborado este informe a partir fundamentalmente de los Presupuestos municipales para el año en curso y para que se tenga en cuenta de cara a la presumible reforma de la financiación local que vienen demandando desde hace tiempo las corporaciones locales por la necesidad -arguyen- de obtener más ingresos con los que hacer frente a sus políticas públicas y de reducir su excesiva dependencia de otras Administraciones.
Aunque el gasto de los ayuntamientos cayó globalmente durante la crisis en un 7,7% (años 2008 a 2017), sus ingresos se incrementaron en un 8,3%, por lo que pasaron de un déficit conjunto del 0,4% en 2011 a un superávit del 0,59% en 2017.
Dado que los tributos locales aportan la mayor parte de los ingresos de los municipios, este informe, con datos de las 50 capitales de provincia más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, se basa en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) popularmente conocido como el sello del coche, el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), el Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU), también conocido como la plusvalía municipal, y, finalmente, en el conjunto de tasas municipales, en las que cada consistorio es un mundo porque tienen libertad para aplicar las que consideren necesarias.
Comparativa
Del análisis comparativo entre las 52 ciudades para estas seis figuras impositivas se observa que Sevilla está en la mitad de la tabla o por debajo en el IBI (puesto número 29 de 52) y el sello del coche (puesto número 26); aparece en el podio de las tres que más dinero tienen previsto recaudar por el IAE y las tasas municipales (es la tercera nacional en los dos casos); y está en los diez primeros puestos por el dinero que tiene previsto ingresar el Ayuntamiento en el ICIO (sexto puesto) y el IIVTNU (el séptimo lugar).
Ahora bien, en el informe se otorga mayor importancia a la presión fiscal ‘per cápita’ o habitante que a la cantidad global a recaudar, ya que parece lógico que las urbes más pobladas (y Sevilla es ,demográficamente, la cuarta ciudad de España, por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia) acaben recaudando más dinero que el resto.
En este sentido la presión fiscal por habitante del Ayuntamiento de Sevilla queda por debajo de la media en cuatro figuras impositivas y por encima en las dos restantes, en concreto en el Impuesto sobre Actividades Económicas y por tanto a las empresas y emprendedores en comparación con el resto de capitales de provincia, tanto de Andalucía como de España.
Salvo esta importante excepción, en conjunto la presión fiscal del Ayuntamiento sevillano podría calificarse de moderada, con cuatro impuestos per cápita por debajo de la media nacional, en las siguientes proporciones: el IBI es un 17% más barato que en el resto de capitales españolas; el ICIO, un 25,5%; el IIVTNU, un 42,2%, y las tasas municipales, un 5% más reducidas.