El
impacto de la Covid-19 en nuestro día a día es amplio y tiene
muchas aristas, algunas de ellas
poco apreciables a simple vista, aunque con una
enorme incidencia social.
Y es que la pandemia está
afectando con fuerza a la
salud mental de las personas
trabajadoras. El
65,1% sufre alto riesgo de padecer
trastornos de salud mental durante el contexto Covid, mientras que en
2016 esta cifra se situaba
en el 23,8%. Las
mujeres, los
menores de 35 años y las personas a quienes
su salario no les alcanza para cubrir las necesidades básicas
son más propensos.
Así se desprende de los datos de la
Encuesta sobre condiciones de trabajo, inseguridad y salud de los y las trabajadoras residentes en España en el contexto del Covid-19 (COTS), realizada por el Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud de CCOO (ISTAS) y el Powah Research Group de la Universidad Autónoma de Barcelona.
En la previa del
Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora este sábado, CCOO ha puesto el acento en que
el 20% de los trastornos mentales en España son
derivados de estados continuados de
“alta tensión” en el entorno laboral.
Una situación que,
antes de la Covid-19, sufría en España el
22,3% de la población asalariada y que, según esta encuesta,
se ha duplicado durante la pandemia.
El
secretario de Acción Sindical de CCOO de Sevilla, Carlos Aristu, ha alertado de que “la
situación de vulnerabilidad en el trabajo que viven muchas personas por culpa de la
precariedad y la
inestabilidad en el trabajo provoca problemas mentales debido al
exceso de presión y estrés. Una situación que ya de por sí es mala, se ha
multiplicado con el periodo de incertidumbre sanitaria y económica que ha abierto la Covid-19 y que afecta
más a los trabajadores con peores condiciones laborales”, advierte.
Como manifiesta
Aristu, y según la COTS, las situaciones de
alta tensión laboral durante la pandemia han sido
más acusadas entre mujeres y entre quienes desarrollan
trabajos manuales. Sectores como
alimentación y supermercado, auxiliares de geriatría y gericultura, reparto a domicilio, limpieza y personal sanitario han sufrido más estas situaciones.
En este contexto también se ha duplicado el
número de personas que ha consumido tranquilizantes, sedantes o somníferos. El
20% los ha tomado y más de la
mitad de estas personas los ha consumido
por primera vez. No todos los trabajadores han recurrido por igual a este tipo de fármacos:
en la enfermería (26,8%) y la medicina (27,8%) el consumo ha estado
por encima de la media.