En 2013 fue denunciado por maltrato y amenazas y el juzgado inició una causa de la que el exverdiblanco salió absuelto
El futbolista canario Rubén Castro se ha declarado inocente y ha negado ante un juez que vulnerase la orden de alejamiento de su exnovia, que le fue impuesta en 2013 por otro juzgado cuando la joven lo denunció por maltrato y amenazas e inició una causa de la que el jugador salió absuelto.
El Juzgado de lo Penal número 11 de Sevilla ha dejado este viernes visto para sentencia el juicio contra el exjugador del Betis, para quien la Fiscalía ha pedido nueve meses de cárcel por quebrantamiento de medida cautelar, mientras que la expareja solicita dos años y tres meses, según han informado fuentes judiciales a Efe.
Ambas partes acusan al delantero de hablar con la joven en una discoteca de Conil (Cádiz) en julio de 2014, cuando sobre él aún pesaba una orden de alejamiento dictada en mayo de 2013 por el juzgado de Violencia sobre la Mujer que lo investigaba.
Rubén Castro acabó siendo absuelto por el Juzgado de lo Penal número 14 de Sevilla en junio de 2017.
El futbolista ha señalado que los hechos no ocurrieron en 2014, ya que ese año no estuvo en Conil, sino "a mitad de julio de 2013", fecha que ha recordado porque "el Betis se había clasificado por Europa".
"Ni la vi ni hablé con ella. Nada", ha afirmado el delantero, quien ha relatado que en otro episodio similar, ocurrido un tiempo antes, tardó "un minuto en salir" cuando supo que su expareja estaba en el mismo local que él.
En cuanto al caso juzgado, ha señalado que él acudió a la discoteca "invitado por una marca", pero sin saber que ella estaría.
En un momento dado, un amigo le indicó que debían irse y accedió, aunque no salió en ese instante sino "un minuto después" porque antes se despidió del cantante canario Daniel Romero, que actuaba esa noche.
Su expareja ha declarado con mampara y se ha mostrado "segurísima" de que el incidente ocurrió en julio de 2014.
Primero se encontró a su ex en un chiringuito donde se la quedó "mirando fijamente".
En el segundo local no lo vio, pero el amigo de Rubén contactó con uno de sus acompañantes para "pedirle si podía hablar con él", a lo que ella se negó.
Ya de madrugada en la discoteca, según ha contado, el futbolista le pidió hablar.
"Me coge de la mano, le digo que me suelte y me responde que no forme jaleo. Estuvimos hablando veinte minutos. Recibió un mensaje de su amigo diciéndole que se fuese y yo se lo dije también, pero decía que necesitaba hablar conmigo. Me reprochó que por qué había contado todo y que si esa era la vida que quería, de salir por ahí", ha narrado.
"Le contesté que mejor así que estar con él, que me pegaba. Y al irse me da la mano y me dice 'que gane el mejor'", ha añadido.
"Con todos los respetos, no creo en la Justicia. Para qué voy a denunciar de nuevo... Estaba supersegura de que no le iba a pasar nada", ha argumentado para explicar por qué no denunció esos hechos, que surgieron a raíz del juicio de 2017.
El único testigo de la acusación ha admitido que no vio a la antigua pareja mantener esa supuesta conversación en la discoteca, mientras que el de la defensa ha insistido en que eso "nunca ha pasado".
La fiscal ha pedido que se impute falso testimonio a este último testigo, de cuya declaración precisamente nació esta causa, porque "ha cambiado absolutamente su versión" respecto al juicio.
Este testigo ha confirmado que dejó a Rubén Castro solo en la discoteca, pero ha añadido que el futbolista llegó al hotel "justo detrás, a los cinco minutos", porque antes se despidió del cantante.
El abogado de Rubén Castro ha recordado que la denunciante declaró en el primer juicio durante "92 minutos y 45 segundos y ni por asomo se refirió a este tema".