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sociedad

Descubren que una espada prehistórica no se usó como arma

La espada prehistórica hallada en 2019 durante unos trabajos de excavación en el talayot del Serral de ses Abelles, en la localidad mallorquina de Puigpunyent

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  • Excavaciones. -

La espada prehistórica hallada en 2019 durante unos trabajos de excavación en el talayot del Serral de ses Abelles, en la localidad mallorquina de Puigpunyent, data del siglo VIII a.C. y no fue utilizada como arma, según un estudio liderado por el CSIC.

El estudio analiza esta espada balear, considerada una pieza excepcional porque está perfectamente conservada, es la única de su tipo documentada en el siglo XXI y porque solo se conocen 19 espadas similares (incluida la estudiada) y la mayoría de ellas están fragmentadas o aparecieron sin un contexto arqueológico asociado.

El propósito de esta investigación, que se ha publicado en la revista científica "Journal of Archaeological Science-Reports", ha sido caracterizar tecnológicamente la espada, estudiar su procedencia y profundizar en el papel de estos artefactos en las sociedades de la prehistoria balear, ha informado el CSIC en un comunicado.

El estudio aporta información esencial para entender estos objetos como elementos emblemáticos más que como armas funcionales, y los contextualiza dentro de las sociedades baleares de finales de la Edad de Bronce y las rutas comerciales más amplias del Mediterráneo Occidental.

El CSIC destaca que el hallazgo de la espada en septiembre de 2019, es algo insólito en un yacimiento talayótico. Recuerda que los talayots son estructuras turriformes monumentales que fueron construidas y utilizadas a inicios del I milenio a. C., durante la Edad de Hierro.

El talayot del Serral de ses Abelles se encuentra en un promontorio que domina el valle de Puigpunyent y es la principal estructura visible, aunque alguna vez estuvo vinculado a un poblado mayor, ya desaparecido por construcciones posteriores.

El conjunto arqueológico data del siglo VIII a.C. El talayot fue excavado parcialmente (más del 75 % de la cámara) por el arqueólogo Guillermo Rosselló-Bordoy en 1959, quien sugirió que el monumento fue vaciado y destruido por el fuego.

En 2019, se realizó una re-excavación, explorando un área preservada en el lado norte de la cámara. Estos trabajos permitieron documentar la secuencia estratigráfica observada en 1959, confirmando las capas asociadas al fuego en varias unidades incluyendo el colapso de la estructura de cobertura, y dando lugar a una reconsideración de la interpretación inicial.

Una de las conclusiones de la investigación es que la espada no era funcional como arma, pues no fue trabajada para su endurecimiento ni tampoco sus filos fueron preparados.

Los análisis de composición química e isotópica arrojan que se produjo en bronce posiblemente en Mallorca, siguiendo los modelos locales y utilizando para ello dos coladas metálicas con cobre procedente de Linares (Jaén), aleadas con distintas cantidades de estaño en función de los intereses tecnológicos del metalurgo prehistórico.

Mediante las radiografías -muchas de ellas realizadas en el Hospital Son Llàtzer de Palma- se ha observado que se compuso a partir de dos piezas posteriormente ensambladas con tres remaches.

El estudio detallado del contexto de aparición ha permitido comprender que posiblemente se encontraba en un lugar elevado del edificio y que apareció asociada a los niveles de derrumbe de la cubierta de un talayot durante un incendio. Las dataciones radiocarbónicas (C14) realizadas permiten situar dicho evento con posterioridad a 793 a.C.

La aparición de las espadas baleáricas se circunscribe a un momento muy concreto de la prehistoria balear, y aparentemente concentrado en la isla de Mallorca. Dicho momento, a finales de la Edad de Bronce, es considerado un periodo asociado a importantes transformaciones sociales en el conjunto del archipiélago.

La localización de esta espada en un lugar destacado del yacimiento permite sugerir a los científicos que esta jugó un papel de objeto emblemático en el contexto de las sociedades talayóticas de Mallorca.

Los estudios los ha desarrollado el equipo científico liderado por Pau Sureda del Incipit-CSIC, con participación de la UIB, la Universidad de Granada y el Museo Arqueológico de Deià. La investigación ha sido financiada con fondos del Ayuntamiento de Puigpunyent y la Agencia Gallega de Innovación (GAIN) de la Xunta de Galicia.

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