A dos de cada tres alumnos con autismo les hace feliz ir a la escuela, aunque un 43% asegura que pasa los recreos en soledad, según los datos recogidos en un estudio de Autismo España.
La investigación ha recogido la opinión de 229 alumnos en el espectro del autismo (263 chicos y 36 chicas), de 442 familiares con algún miembro con TEA en edad escolar (88 hombres y 354 mujeres) y de 471 profesionales de la educación (55 hombres y 416 mujeres). La recogida de información se ha llevado a cabo tanto en centros públicos como privados y concertados de 18 comunidades y ciudades autónomas de toda España durante el curso 2020-2021.
En la última década el alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) se ha incrementado en más de un 200% en las aulas: hay más de 60.000 alumnos y el 80% cursan sus estudios en la educación ordinaria.
Aunque el 89% del alumnado piensa que ir al colegio o al instituto les sirve para relacionarse con personas de su edad y el 74% para aprender sobre lo que les gusta, Autismo España ha advertido de que "siguen existiendo barreras en la accesibilidad de los espacios, los contenidos académicos o los métodos de enseñanza y de evaluación, los cuales provocan desigualdades con respecto al resto del alumnado".
Los ruidos en el centro o en el comedor o los numerosos cambios de planes en el colegio son algunas de las cuestiones peor valoradas por los estudiantes, lo que, a juicio de la organización, pone de manifiesto "las carencias que existen aún en el sistema educativo para dar respuesta a sus necesidades".
Por parte del profesorado, el 47% piensa que el sistema "no está demasiado preparado" para atender al alumnado con TEA debido a la "escasez "de centros que proporcionen diferentes modalidades educativas, la "falta de adaptación" de los espacios dentro y fuera del aula, así como una normativa "poco operativa" que se suma a la falta de coordinación entre consejerías y delegaciones provinciales de educación.
Además, aseguran que el tiempo del que disponen para apoyar al alumnado con TEA es "insuficiente", las ratios profesor-alumno "son altas" y tres cuartas partes de la formación específica sobre autismo se la han tenido que autofinanciar. Las familias, por su parte, echan en falta "una educación del personal más continuada y la aplicación de estrategias basada en evidencias".
El estudio refleja que, aunque los chicos con TEA tienen una percepción, por lo general, positiva sobre su participación en las actividades del contexto educativo (fiestas, excursiones o trabajos en grupo, por ejemplo), familias y docentes no comparten esta visión tan optimista.
Entre el 67 y el 79% de estudiantes se sienten valorados en el aula: sienten que sus compañeros les ayudan en clase, que tienen amigos y que éstos disfrutan con su compañía. Sin embargo, un 43% informa de que pasa los recreos en soledad y sólo el 14% afirma que queda con sus compañeros fuera de la escuela.
La organización ha explicado que esta discrepancia "no es extraña" si se considera la mayor vulnerabilidad que presentan las personas con trastorno del espectro del autismo en determinados contextos sociales "debido a sus dificultades para la comprensión y la interacción social, que se suman a la falta de concienciación o conocimiento sobre el autismo por parte de la sociedad en general, y el resto del alumnado, en particular".
Tanto profesores como familias valoran la participación e inclusión social de los estudiantes con autismo de forma más ajustada a la realidad respecto a su participación en actividades durante el tiempo libre, la ayuda que reciben de compañeros, amigos y las invitaciones que reciben para participar fuera del centro.
Autismo España ha destacado que tener una discapacidad o "ser diferente" multiplica hasta cuatro veces el riesgo de ser objeto de bullying. Sin embargo, a los niños y, sobre todo, a las niñas con autismo, les cuesta identificarlo.
Según el alumnado con TEA, el 12% ha sufrido en alguna ocasión una situación de acoso escolar, pero muchos no saben identificar si sus compañeros les insultan o hablan mal de ellos: un 26% de las alumnas no sabe si el resto del alumnado se mofa de sus pechos o genitales (aspecto físico) y un 22% de ellas no sabe (o contesta que no sabe) identificar si les obligan a hacer cosas que no quieren.
El profesorado identifica que estas situaciones de acoso, que sobre todo se traducen en aislamiento y exclusión social, se incrementan hacia el final de la Educación Primaria y Secundaria. Aunque el 74% de los centros educativos tienen protocolos de actuación frente al acoso escolar, sólo el 40% de las familias valora como útiles estas medidas.