Entre 2008 y 2017, hubo una reducción del 43 por ciento en las muertes relacionadas con el sida, una disminución del 45 por ciento en las nuevas infecciones por el VIH entre los niños y las nuevas infecciones por el VIH entre los adultos en todo el mundo también descendieron un 19 por ciento, según el informe 'Galvanizing global ambition to end the AIDS epidemic after a decade of progress', del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
"Un mundo sin sida era casi inimaginable cuando la Asamblea General celebró su primer período extraordinario de sesiones sobre la epidemia hace 18 años. Desde entonces, la determinación mundial de derrotar una de las mayores crisis sanitarias de la historia ha producido un progreso notable y ha inspirado un compromiso en el marco del Programa de Desarrollo Sostenible de 2030 para poner fin a la epidemia de sida para 2030", detalla Guterres en su texto, que se ha presentado a los Estados miembros de la ONU durante el 73º período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
De acuerdo con los datos recogidos en el informe, el número de personas que viven con el VIH en tratamiento también aumentó 5,5 veces, llegando a 21,7 millones de los 36,9 millones de personas que viven con el VIH en 2017. "Los enormes logros en la respuesta al VIH en las últimas décadas, bajo el firme liderazgo de ONUSIDA, son uno de los mejores ejemplos de multilateralismo en acción. Es definitivamente una indicación de lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos alrededor de una causa común", ha comentado la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa.
El documento evidencia que el progreso ha sido más notable en África oriental y meridional, donde las muertes relacionadas con el sida disminuyeron en un 53 por ciento y las nuevas infecciones por el VIH entre adultos y niños en un 36 por ciento. Una epidemia que una vez mató a más de un millón de personas al año en África se cobra ahora menos de 400.000 vidas al año.
En otras regiones del mundo, como América Latina, el Caribe, Asia y el Pacífico, Europa occidental y central y América del Norte, el aumento de la cobertura de las pruebas del VIH y de los servicios de tratamiento ha logrado una "reducción significativa de las muertes relacionadas con el sida en el último decenio". La mayoría de esas regiones también han experimentado una disminución de las nuevas infecciones por el VIH.
Las excepciones notables son Europa oriental y Asia central, donde el número anual de nuevas infecciones por el VIH ha aumentado en un 30 por ciento desde 2010, con una cifra estimada de 960.000 nuevas infecciones durante este período, y en Oriente Medio y África septentrional, donde las muertes por enfermedades relacionadas con el sida aumentaron en un 11 por ciento, y se estima que 140.000 personas se infectaron de nuevo en ese período.
La ONU incide en que los servicios centrados en poblaciones clave dentro de esas regiones son "pocos y están muy alejados", y que los castigos severos por relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, uso de drogas y trabajo sexual en esas regiones y en otros lugares "están demostrando ser barreras formidables para los pocos servicios sanitarios que están disponibles".
"En África occidental y central, la insuficiencia de los fondos nacionales, la debilidad de los sistemas de salud, las tarifas oficiales y oficiosas para los usuarios de la sanidad, las situaciones humanitarias y los altos niveles de estigmatización y discriminación siguen socavando los esfuerzos por ampliar las pruebas y el tratamiento del VIH", lamentan.
La ONU asegura que "quedan muchos desafíos", entre ellos el estigma y la discriminación a que se enfrentan las personas que viven con el VIH y las normas de género perjudiciales. "Las leyes y políticas de muchos países impiden que los jóvenes, las mujeres, las poblaciones clave (hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, profesionales del sexo, transexuales, personas que se inyectan drogas y prisioneros y otras personas encarceladas), los indígenas, los migrantes y los refugiados tengan acceso a los servicios sanitarios y de VIH", añaden.
En último lugar, aseguran que la financiación para las respuestas al VIH en los países de ingresos bajos y medios también se ha mantenido estable durante la mayor parte de los últimos cinco años. En 2017, las inversiones de los donantes y nacionales en los países de ingresos bajos y medios ascendieron a 20.600 millones de dólares (18.360 millones de euros), aproximadamente el 80 por ciento de la meta para 2020.