La gastronomía es uno de los elementos más valiosos de la imagen y reputación de España en el exterior. Así lo demuestra el estudio “La reputación de España en el mundo”, realizado por el Real Instituto Elcano. El conjunto de sus platos, alimentos, costumbres alimentarias y personas, conforman un concepto que representa, al igual que lo hace la bandera española, al país en todas partes del mundo. Parte inseparable de la historia del país y de su cultura, a lo largo de los años, la gastronomía española ha ido moldeando los valores que definen a la sociedad española y la identidad de sus integrantes. Algo que se valora en el extranjero y que representa un potencial enorme para la diplomacia pública. Es por ello que desde el ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, han presentado una
Guía Diplomática Gastronómica cuyo objetivo es "poner en valor lo que nuestro país tiene que ofrecer al mundo".
Para la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, esta guía es fundamental para seguir impulsando la gastronomía española como una “palanca de proyección de la imagen de España en el exterior”. Después de todo, como lo demuestra el estudio del Instituto Elcano, la gastronomía española es el segundo elemento más apreciado por la opinión pública extranjera.
Como lo detalla la Guía publicada por Exteriores, si bien el rol de la gastronomía como herramienta para el “Nation Branding” no es nuevo, sí lo es el concepto de diplomacia gastronómica. Este último se basa en el potencial de la gastronomía como herramienta de poder blando y posicionamiento internacional. Un innovador y poderoso instrumento que tiene un importante impacto en la balanza comercial española, ya que permite crear empleo, turismo y exportaciones. Lo que queda reflejado en los números.
España es el séptimo exportador de productos agroalimentarios del mundo y el mayor exportadorde aceite de oliva. A su vez, es el segundo mayor exportador de carne y productos de cerdo. También cuenta con la mayor flota pesquera de toda la Unión Europea. Pero, sobre todo, su industria agroalimentaria se caracteriza por la alta calidad de sus productos.
En 2020, las exportaciones del sector agroalimentario español ascendieron a 51.304 millones de euros. Lo que representa el 19,5% del total de bienes exportados por España. A pesar de la crisis del Covid-19, las exportaciones del sector continuaron aumentando un 4,29%. Lo que reafirma el rol de un sector clave para la economía española. De aquí la importancia de la guía redactada por Asuntos Exteriores, para fortalecer aún más, a un sector que actúa como embajador de España en el mundo.
Mientras desde el ministerio de Asuntos Exteriores trabajan en una campaña enfocada exclusivamente en la gastronomía española como herramienta de diplomacia, desde el ministerio de Consumo, ponen en marcha campañas que atentan contra este sector. Las campañas de Consumo “#MenosCarneMásVida”, contra el consumo excesivo de carne, y la de promoción del etiquetado frontal de alimentos Nutri-Score, van contra los objetivos de fortalecimiento de la gastronomía española y de promoción de los productos españoles. De hecho, esta última estrategia, perjudica directamente la imagen de productos típicos españoles como el aceite de oliva, el queso manchego, el jamón ibérico, entre otros. Lo que ha causado la indignación de los representantes de dichos sectores que consideran que están siendo víctimas de un ataque por parte del ministerio de Consumo.
El Nutri-Score es un polémico sistema de etiquetado frontal de alimentos, desarrollado en Francia. Por alguna razón que pocos comprenden, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, defiende y promociona este sistema. En varias ocasiones Garzón ha reconocido que el modelo NutriScore es imperfecto. Un punto en el que coinciden científicos y representantes del sector agroalimentario español. Entre ellos, uno de los que más se oponen a este sistema es el sector del aceite de oliva.
Desde la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, le han exigido a Consumo que desista de implantar el sistema francés en España. Esto debido a la escandalosa calificación que le otorga el NutriScore al aceite de oliva. “¿Qué va a pensar el consumidor del aceite de oliva, que obtiene peor calificación que otros alimentos a los que se denominan comida basura?”, se pregunta Pedro Barato, el presidente de la Asociación Agraria-Jóvenes Agricultores (Asaja).
Ante la movilización del sector del aceite de oliva, Consumo intentó poner paños fríos a la situación y anunció que, de aplicarse oficialmente el NutriScore, se dejaría fuera del sistema al aceite de oliva. Una solución que no resuelve el problema de base ya que no tiene en cuenta que las botellas de aceite de oliva que se exportan a países como Francia, donde ya está en marcha el sistema, llevan la etiqueta NutriScore C. Lo que acarrea un impacto negativo para el oro líquido español en el mercado internacional. Es por ello que desde la sectorial nacional (DO) del aceite de oliva rechazaron con fervor la propuesta de Consumo al considerar que sacar al aceite de oliva del NutriScore supone no reconocer su valor beneficioso.
Los reclamos del sector del aceite de oliva se fueron extendiendo hacia otros sectores a medida que se fueron dando a conocer las calificaciones NutriScore de otros productos típicos españoles. Por ejemplo, desde la organización agraria Asaja Córdoba, han denunciado el ataque de Consumo al jamón ibérico, producto que una calificación NutriScore ‘D’. También se han manifestado en contra de este sistema, los profesionales y fabricantes del sector quesero que lamentan la mala valoración que reciben los quesos españoles, muchos de ellos penalizados con las categorías D y E. La lista de reclamaciones es larga.
No se trata de problemas aislados, sino de un problema general: el sistema francés no reconoce las virtudes de los productos estrella de la dieta mediterránea. Es por ello que desde Italia, decidieron poner fin a la polémica y en lugar de pensar en excepciones para esquivar al problema, han decidido ir de lleno y proponer un sistema completamente distinto. Un sistema de etiquetado que contempla los beneficios de una dieta equilibrada como lo es la mediterránea. Así surgió el Nutrinform Battery que hoy se posiciona como la mejor alternativa al NutriScore ya que no penaliza a los alimentos tradicionales españoles. El Nutrinform simplemente informa sobre el verdadero impacto de cada alimento en una dieta diaria equilibrada, de acuerdo a las cantidades máximas recomendadas por la Unión Europea para los nutrientes críticos individuales.
Por el momento, Consumo no puede imponer la adopción obligatoria de ningún sistema de etiquetado ya que esta será una decisión que tomará la Comisión Europea en 2022. Sin embargo, sería bueno que la cartera liderada por Garzón deje de poner presión en sectores de vital importancia para la economía española y espere a que la Comisión determine cuál es el sistema de etiquetado indicado, en lugar de abogar por el NutriScore. Un sistema imperfecto que no coincide con ninguno de los valores que España quiere proyectar en el extranjero. Por eso resulta llamativo el contraste entre la campaña de diplomacia gastronómica y la manera en la que se está bastardeando a los productos españoles localmente. Una campaña destina recursos y esfuerzos para potenciar la imagen de los productos españoles en el exterior, la otra hace todo lo contrario. Entonces, ¿por qué el Gobierno no pone un freno a la adopción del NutriScore?