Haced bailar vuestras banderas, mostrad una sonrisa de oreja a oreja y si, en los actos del Orgullo en Jaén de estos próximos días, os sentís animados a cantar a pleno pulmón, que sea sin miedo. Porque sí, solo vosotros y vosotras sabéis lo que es estar sometidos a críticas y burlas por vuestra orientación, a aguantar injustas miradas de asco y soportar la presión por la cual una parte de la sociedad sigue sin aceptar vuestros sentimientos.
No solo eso, sino también rancios argumentos del cuñadismo como cuestionar vuestra lucha preguntándose cuándo toca celebrar el día del “Orgullo Macho”. ¿El día del Orgullo Macho? ¿Cuál? ¿Ese que fomenta lo anteriormente citado? ¿Aquel que defiende el discurso del hombre blandengue del Fary, al que le llega a molestar la igualdad de género y que puede hasta considerar como una enfermedad sentir atracción física o amor hacia el mismo sexo?
La sexualidad diversa ha estado siempre presente en la historia de la humanidad, pero, de repente, pasó a ser considerada como pecado y hasta motivo de delito.
Celebrad con gran pasión y felicidad estos días. Por fortuna, en España la conciencia en relación a vuestra causa es cada vez más extensa. Sin embargo, la necesidad de manifestaros se evidencia en las voces cavernícolas de algunos y los conceptos a los que están sometidos muchos jóvenes en distintas familias a día de hoy, algunos de ellos que no han temido a mostrarse como son han terminado por ser discriminados o hasta desterrados por sus seres queridos. Vuestra bandera se enarbola para conmemorar los avances logrados, pero también por ellos. Por el trabajo que queda por hacer aquí y para mostrar apoyo a aquellos que sufren enormemente al residir en muchos países en los que vuestra forma de vida es motivo de ser encarcelados y, en algunos de ellos, hasta consecuencias peores.
Y al que le moleste o le pese, porque no sea capaz de entender una sociedad diversa o vivir en ella, recomendarle que haga por empezar a asimilarlo. Si no es por hacer el mínimo esfuerzo de admitir perspectivas diferentes a la suya o comprender que la sociedad avanza y no ha de quedarse anclada a antiguos lastres, tendrá que hacerlo por la gran defensa de las tradiciones que se hace en España. La celebración del Orgullo, por suerte, hace años que se ha convertido en una.
Celebrad vuestra vida y seguid haciendo escuchar vuestras proclamas y reivindicaciones. La lucha tiene que seguir. Sobre todo, porque todavía se ven tristes noticias de palizas que se propician al grito de “¡maricón!” o por seguir encontrando en la vida política y pública a muchos de los que participaron en aquella concentración que pretendía impedir que manifestéis vuestro amor a través del matrimonio y que, a día de hoy, siguen mostrando repudio. Por favor, no volváis a los armarios, hace tiempo que los vestidores se diseñan sin puertas.