Todo ha sido conocerse los Presupuestos Generales del Estado e instalarse esa comidilla de comentarios en muchos lugares del millón de euros que se destina a la Hermandad de la Macarena, según la sentencia del Tribunal Supremo ganada por la corporación de la Resolana. Como si no hubiera otros asuntos que preocuparan más a la marcha del país, como por ejemplo la subida de la asignación a los partidos políticos, la “subida” de las pensiones (representa para algunos de los que están a mi lado un importe de algo más de 1 euro al mes) o la congelación de los sueldos del presidente y sus ministros del Gobierno... ¿pero aún no los tenían congelados?
El caso es que la Hermandad de la Macarena, que vive en unos momentos internos de marejada tendente a fuerte marejada, se encuentra con un dinerito que en tiempos de Aznar fue concedido a través de una subvención y que, posteriormente como saben, el gobierno de Zapatero acordó decir “digo” donde decía “Diego”. La cosa, llevada a los tribunales, ha terminado volviendo a su ser, que no es otro que lo que en tiempo y forma marcaron las directrices de la subvención.
Hay quienes se escudan, crítica fácil, en las imágenes de Arenas y Camps en el atrio para ver malas artes en todo esto. No doy ni quito la razón, es más, admito que la simbiosis políticos-fotos-cofradías nunca me ha gustado. Pero también es cierto que hay otras fotos que debieran salir y que, por prudencia y por lo delicado del asunto, nunca sacan: ancianos que no pueden salir a la calle y son recogidos por la Hermandad para que disfruten de ella; obras sociales en las que la mano derecha no sabe lo que hace la mano izquierda... y así un sin fin de ejemplos que no nos cansaríamos de contar.
Y colas. Colas de visitas a una de las devociones más universales y a un Museo que forma parte del patrimonio turístico de la ciudad. Y yo me pregunto: ¿cuánto aporta la imagen de la Macarena a Sevilla como reclamo turístico? Y también me pregunto por esos números que no se dan de creación de riqueza -no toda para la Hermandad- o de generación de empleo. Porque esos números existen, no se equivoquen.
Ahora, la Hermandad de la Macarena debe tener altura de miras. Y dado que ese millón de euros es dinero público, no estaría de más que contara cómo y en qué lo va a invertir. No están obligados a ello, pero un gesto de ese tipo engrandecería más aún a la corporación y taparía muchas bocas.
Sobre todo la de aquellos que, amparados bajo unas siglas, también reciben subvenciones millonarias y las gastan en marisco.