Que la Semana Santa ha arrojado unos resultados más que positivos ya se han encargado de contarlo nuestros responsables políticos y los indicadores económicos, a toda prisa, como si el hecho de que la lluvia no hubiera aparecido hubiese sido gracias a ellos. Cosas de la política, que aprovecha cualquier resquicio para colocarse una medalla, no de ninguna hermandad. Hacer público los datos de ocupación hotelera, recogida de residuos, vuelos recibidos en San Pablo y porcentajes de ventas en bares casi coincide con la entrada precipitada en su Iglesia de la última cofradía. Había ganas, sí, de contar lo bien que han ido las cosas.
Ya saben ustedes que la Semana Santa ha venido con calor, muy elevado en algunas jornadas como la del Jueves Santo y la Madrugada. Entiendo que los forasteros que nos han visitado habrán podido disfrutar de estas temperaturas, a pesar de lo elevado del termómetro. El sol, ese bien preciado que se viene en ocasiones a vivir a la ciudad, es algo que muchos buscan, ya que en sus lugares de origen lo tienen más que racionado.
Sería el momento ahora (ahora, que casi estamos a tiempo) de romper la estacionalidad de la ciudad “vendiendo” las bondades del verano en Sevilla. Sí, aunque ustedes piensen que aquí en julio y agosto no hay quien aguante, son muchos los puntos emisores de turismo a los que se les puede convencer, con una buena campaña, que nuestra ciudad en los meses de estío es un fantástico destino vacacional. Argumentos no faltan: cercanía a la costa de Huelva, monumentalidad, gastronomía, magnífica planta hotelera y hostelera, Isla Mágica… Tan solo nos falta una buena estructura cultural y de ocio para las noches. Porque mantenernos con el programa de “Noche en los Jardines del Alcázar”, algún flamenquito postizo y poco más no es suficiente.
Los responsables turísticos de la ciudad deben rentabilizar ahora los éxitos de la pasada Semana Santa. Estamos en el momento (algo tarde, pero aún aprovechable) de sacar aún más partido a esta excelente Semana Santa cara al verano, pero por favor, sin los reyes magos de campañas pasadas, que ya los tenemos muy vistos.
Es el momento de argumentar -con una campaña seria de publicidad en los puntos de origen y con acciones de relaciones públicas en el territorio nacional- que el calor en Sevilla durante el verano es algo mejor que bueno. Que se abran los informativos con esos termómetros marcando 42 grados no es malo, siempre que sea una noticia positiva. Es posible hacerlo.
Piénsenlo. Este consejo es gratuito.