El Jueves

Besos cautivos

Entre tanto Podemos, corrupción, intenciones de voto, datos del paro y mil cosas más, prestamos menos importancia a otros asuntos que suceden a nuestro lado...

Entre tanto Podemos, corrupción, intenciones de voto, datos del paro y mil cosas más, prestamos menos importancia a otros asuntos que suceden a nuestro lado. Me da mucha pereza hablar de este tema, porque en realidad lo que hago es hacerle publicidad a los que, amparados bajo la libertad de expresión, juegan con los sentimientos de muchos. De personas como usted y como yo que, en la mayoría de las ocasiones y sobre todo en este tiempo de apreturas, sienten como se ultraja ese bastión al que llevan agarrados toda su vida.

Por las redes sociales ha corrido en estos días una nueva portada de la revista Mongolia, en la que la imagen de la Macarena aparece de forma ofensiva. Creo que estos chicos de la publicación han encontrado un filón en la Esperanza de la Resolana. Saben, porque de tontos no tienen un pelo, que con imágenes como ésta se aseguran una publicidad gratuita que, conscientemente, yo mismo ahora les estoy dando, aunque ésta no sea mi intención.

La Hermandad ha emprendido las gestiones necesarias y tanto el frente como los perfiles de la singular imagen, junto con otras particularidades de la corporación, ya se encuentran registrados. Llegar a este extremo por la actitud de quienes no comparten unas creencias, me parece hasta cierto punto grotesco. Que cada uno vaya a lo suyo y Dios, si es necesario, en casa de todos. Quien no quiera que no le abra la puerta.

Hace años, un juez dictaminó que la libertad de opinión se impone sobre el delito de ofensa a los sentimientos religiosos, en una denuncia planteada por otra hermandad. Me sigo preguntando cuál es el daño, el delito, el mal, la incordia o el malestar que se haya podido cometer en la Hermandad de la Macarena (en este caso concreto, aunque aquí cabe cualquiera) contra nadie. ¿Por qué siempre la dirección de la ofensa toma el mismo sentido?

Desconoco -a Dios gracias- el histórico de portadas de la revista Mongolia. Tampoco conozco los contenidos de la misma ni incluso su línea editorial. Mi lectura la selecciono según mis criterios, que soy mayorcito para tenerlos. Pero también, dentro de mi libertad de opinión, me malicio en pensar que, seguramente, no existe ninguna portada de esta publicación con la imagen de un líder, cuyos seguidores degüellan en directo a periodistas o cooperantes y cuelgan de su hombro un Kalashnikov.

Esa gente tienen armas. Yo también las tengo. Pero las mías son los besos cautivos que dejaré en Sus manos, cuando llegue, dentro de algo más de un mes, el día de la Esperanza.

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