Tal vez el gran encanto de los humanos es saber que estamos llenos de dudas, defectos y debilidades. Gritar que necesitamos a los otros aunque nos cueste, en ocasiones, reconocerlo y en otros negar lo evidente por convicción, compromiso o fanatismo.
Y es justo reconocer que nuestra conducta está llena de contradicciones, afortunadamente, porque quienes afirman no equivocarse nunca, o son unos embusteros o unos embaucadores que nos quieren tomar el pelo, o quizás unos mercenarios que han de servir los favores de su señor o señora.
Todo cambia en nuestra sociedad, el que manda y el que obedece, el que habla y el que escucha, los valientes y los que tienen miedo, los que son líderes de masas y aquellos que están o se sienten solos. También es distinta la historia según quienes nos la cuenten, si son los vencedores o los perdedores de las batallas y guerras.
Somos tan imperfectos, que en muchas ocasiones no nos basta con comprender y explicar las cosas sino que queremos controlarlas. No nos conformamos con copiar, cortar y pegar, sino que queremos soñar, imaginar y crear.
Y en los momentos más sublimes que debemos estar más despiertos y atentos, nos quedamos colgados y distraídos,y no nos damos cuenta del oscuro camino de sufrimiento que pasan muchos seres humanos en cualquier rincón del mundo, ya sean pobres, explotados, torturados o ignorados por los poderes políticos y económicos.
En demasiadas ocasiones nuestras decisiones están guiadas por la intuición, más que por la razón, y no sabemos muy bien si saltar hacia adelante o hacia atrás, y a pesar de que hemos analizado con esmero los pros y los contras, no tenemos claro si hemos acertado o no.
Hacemos especulaciones sobre cuál podría ser nuestro futuro y nos olvidamos de vivir con plenitud el presente, aunque en ocasiones sintamos la tentación de planificarlo y dibujarlo a nuestro antojo, ignorando cuales son las preguntas que deberíamos hacernos y mucho menos las respuestas que obtendríamos.
Hay muchas cosas que perturban nuestras vidas, y a lo largo de este ir y venir, entrar y salir de la realidad, tenemos algunos encendidos y perturbadores apagones, que nos desequilibran y trastornan, que desarman nuestros castillos de naipes y desarbolan nuestras expectativas.
Afortunadamente para nosotros y para la humanidad, no somos perfectos, y la gran ventaja de las nuevas tecnologías que nos permiten comprobarlo al momento. , entre los que hacemos y lo que no, lo visible y lo invisible, lo propio y lo extraño.
Entremagias que nos convencen y males de ojos que nos deprimen, no encontramos las recetas que hinchen nuestros globos de la vida para seguir cada día, con la misma fuerza y mayor ilusión., y despreciamos la grandeza de lo ínfimo y sobrevaloramos la insignificancia de lo grandioso.
Y si miramos hacia delante, nos damos cuenta de los muchos errores que hemos cometido hacía atrás, y que continuaremos tozudamente repitiendo, porque aunque vayamos a mejor, no hay quien nos libre de nuestras meteduras de pata y tropiezos.
Conforme pasa el tiempo, nos convencemos que lo más importante es lo que nosotros pensemos de nosotros mismos y no la imagen que los demás se fabriquen de nosotros, y nos darnos cuenta, que no sabemos la mayoría de las cosas y que, afortunadamente, somos imperfectos.
