Málaga esperaba con fervor a El Cautivo. Y él, el Señor de Málaga, no faltó a su cita con sus fieles. Los vítores dieron paso a la Cofradía por excelencia del Lunes Santo en la capital, que el pasado año deslució su recorrido a causa de la amenaza de lluvia que provocó retrasos pero no pudo con la devoción de miles de personas. En este 2017 el sol ha sido el gran protagonista de la jornada, dando calor a una pasión que traspasa fronteras. Como cada año, las promesas, a veces descalzas e, incluso, con los ojos vendados, fueron una de las estampas más llamativas de la que se ha convertido con nombre propio en la procesión más larga de toda la Semana Santa malagueña.
Un Jesús escoltado por dos faroles que provoca el silencio a su paso que desfiló por primera vez por la Trinidad allá por 1939 con la imagen obra del granadino José Gabriel Martín Simón.
Este año, entre las novedades encontramos los nuevos varales del trono de la Virgen, que también lució un tul del siglo XIX y el estreno de la marcha ‘Trinitas’ a cargo de Adolfo Gálvez.
El olor a incienso embarga las calles de la ciudad, donde a Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad recibieron la lluvia de claveles de los balcones con las plegarias de quienes movidos por la fe le piden al Señor de Málaga por su salud o la de los suyos. Algo que hicieron mieles de fieles en su traslado atestando los alrededores del Hospital Civil donde una vez más el Cautivo arropó a los enfermos.
A su paso por el Puente de la Aurora, los murmullos se repetían. Es uno de los enclaves favoritos por los malagueños para disfrutar, en todo su esplendor, de la imagen del Señor de Málaga en un mar de penitentes y promesa. Y pudimos escuchar “con la brisa malagueña, parece que anda”
Cristo de los Gitanos
La algarabía fue, un año más, la tónica al paso del Cristo de los Gitanos, en un año especial cuando se cumplen 75 años desde que el escultor gitano Juan Vargas Cortés tallara en 1942 la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Columna. Una efeméride que además les llevará a realizar una procesión extraordinaria el próximo 23 de septiembre.
Las palmas, cantes y bailes flamencos son todo un espectáculo que cada año atrae a propios y turistas, para presenciar los gritos de “Guapo”, “la cara del moreno más bonita no la hay” de este Cristo de piel oscura que atrae la devoción de gitanos de dentro y fuera de Málaga, acompañado por su María Santísima de la O en una cofradía que cuenta con más de tres siglos de historia.
La primera referencia documental de esta hermandad data de 1682, fecha en la que el pueblo gitano ya estaba vinculado a ella. En la actualidad las familias gitanas al completo, con niños desde el carrito si hace falta, siguen sus pasos cada Lunes Santo, interrogando a los cofrados más jóvenes eso de “¿qué se le dice al Señor? Guapo, guapo y guapo”.
Estudiantes
Estudiantes, malagueños y turistas abarratoran la calle Alcazabilla para la salida del Coronado de Espinas y nuestra Señora de Gracia y Esperanza. Llevando todo un año contando los días para volver a cantarle el himno Gaudeamus Igitur meciéndolos con un excepcional escenario de fondo: el Teatro Romano, la Alcazaba y el Museo de Málaga que hace unos meses por fin abrió las puertas de la historia y también devoción de la ciudad. Con la misma pasión que cada año, este 2017 se ha podido disfrutar de la primera fase de restauración del dorado del trono del Cristo, una toca de sobremanto bordada en oro sobre tul donada por una hermana y el nuevo arco de campana para el trono de la Virgen.
Pasión, Crucifixión y el Perdón
El Lunes Santo nos dejó una luz especial y calles más abarrotadas de lo normal, acompañando a su paso a los Sagrados Titulares, como Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso que estrenó la marcha ‘Pasión’ de Alfonso López Cortés. Sobriedad, puntualidad y silencio en cada paso fueron la nota en esta hermandad, que realizó su estación de penitencia en la Catedral de Málaga con muchas ganas tras tener que suspender su desfile el pasado año a causa de la lluvia.
También con aspecto renovado, tras la restauración de la talla de 1993 del imaginero sevillano José Manuel Bonilla, salió a la calle el Crucificado de la Hermandad de Crucifixión, la primera en estrenar el Lunes Santo con lleno en el barrio de El Ejido, volcado para ver salir a Jesús de la Crucifixión y la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad de su hogar en la calle Diego de Siloé.
El Santísimo Señor del Perdón, acompañado por Dimas y Gestas y a sus pies, la Virgen de la Encarnación y San Juan Bautista, de la Hermandad de Dolores del Puente brilló en el Lunes Santo desde su primer paso de la Parroquia de Santo Domingo en el señero barrio de El Perchel donde cientos de fieles esperaban. Tres cruces presidiendo un grupo escultórico muy espectacular en la calle. La de la Encarnación es una de las imágenes más antiguas de la Semana Santa, de origen anónimo, datada de los siglos XVII y XVIII, que aguantó las vicisitudes de la historia llegando hasta nuestros días. Un Lunes Santo que dejó más que fervor.